Por Aaron Salomón para el Diario Expreso.
- Si la exigencia de los transportistas debería ser que acaben las extorsiones y el sicariato, ¿por qué salen a demandar la derogación de la ley de crimen organizado? ¿Qué tiene que ver esta norma con la inseguridad ciudadana?
Es la típica táctica del sindicalismo extremista. El líder del gremio de transportistas es del Partido Morado, es alguien que tiene una agenda política de izquierda y lo que busca es consolidar posiciones de poder; por eso es que el paro ha ido degenerando hasta convertirse en un instrumento más, donde se ha estado extorsionando a los transportistas y trabajadores para que no salgan a trabajar con normalidad. Es una extorsión alegando que se está luchando contra la extorsión.
- Se extorsiona a los transportistas que salen a trabajar con normalidad.
Reciben pedradas en las unidades de transporte público por simplemente tratar de ganarse el pan para sus familias. Este no es un reclamo justo. En Sudamérica, todavía seguimos con el trauma de que todo es protesta, todo entra en el bolsón de legítima protesta, así matemos, así extorsionemos, así tomemos locales, así hagamos lo que hagamos.
- ¿Existe el derecho a la protesta?
No existe el derecho a la protesta, sino el derecho a la libertad de expresión. Eso no tiene nada qué ver con la violencia ni con la extorsión. Nuestra Constitución gira en torno a la máxima de que mis derechos terminan donde empiezan los de mis semejantes.
- Hemos visto en la marcha del último jueves a personajes pescando a río revuelto, como por ejemplo a Martín Vizcarra, a castillistas que pedían la liberación del golpista y también a integrantes del partido de Verónika Mendoza, que quieren que Dina Boluarte salga del cargo para, seguramente, poner a otro Sagasti.
Por supuesto, lo que está haciendo la izquierda es una sublevación. Buscan destruir el régimen político para asumir el poder; por tanto, cualquier justificación es válida. A la izquierda no le importa la democracia ni el orden constitucional, solo le importa el poder.
- Tras la vacancia constitucional de Vizcarra, ocurrió un hecho nefasto para la democracia, porque una minoría, es decir, el Partido Morado y el Frente Amplio, asumió la Presidencia de la República y del Congreso, respectivamente. Y ello sucedió porque la mayoría de congresistas se arrepintieron de haber vacado a un presunto corrupto.
Exactamente, el político no debe asustarse de un par de titulares o de que la televisión pase cada 10 minutos las imágenes a favor de la sublevación de la izquierda. El político tiene que mantener sus principios y valores hasta el final.
- Y ahora el caviaraje pretende hacer lo mismo, pese a que no representa más de ese 2 % que obtuvo Julio Guzmán en las últimas elecciones.
Y son muy hábiles porque, reiteradamente, han ocupado espacios de privilegio en el Estado sin contar con el apoyo popular. Es por eso que están en contra de la democracia representativa, porque ellos, cuando se presentan en las elecciones, rara vez obtienen un porcentaje importante.
- El Congreso no debe ceder, no debe derogar la ley de crimen organizado.
No, porque retroceder en este momento afianza y acrecienta el poder de los gremios que están promoviendo medidas extremas. Esta es la clásica parábola del cocodrilo en la bañera: por más que uno alimente al caimán que tiene en la tina de la casa, tarde o temprano irá por uno. La extrema izquierda y el caviaraje operan de esta manera.
- Lo paradójico es que la izquierda se queja de la inseguridad, cuando durante años se la ha pasado atacando a la Policía.
Ellos no creen en el orden establecido. ¿Qué político sacó a más de 30 altos mandos oficiales de la Policía? ¿Quién impide que tengan armas no letales para frenar las manifestaciones públicas violentas? ¿Quiénes no compran tanquetas, chalecos, escudos y cascos modernos para la Policía? ¿Quién no permite asistencia internacional para enseñar cómo se combate a las algaradas en las calles?
- ¿Y quién persigue a los policías que abaten delincuentes cumpliendo con su labor?
Ellos han creado leyes excesivamente garantistas, que imposibilitan conseguir una condena a un extorsionador o sicario.
- ¿Podrán sacar a Dina Boluarte del poder?
La intención de ellos es tener elecciones cuanto antes, para que, de alguna manera, puedan manipular la opinión, con la ayuda de algunos medios de comunicación.
- ¿En qué se ha convertido esta protesta en contra del sicariato y la extorsión?
En una clara jugada política para desestabilizar al Gobierno de Boluarte, aprovechando que no reacciona de manera adecuada.
- ¿El legítimo pedido de que no haya más extorsiones y sicariato ha sido, entonces, contaminado por intereses políticos y ahora se busca derrumbar al Gobierno de Dina Boluarte?
Y esa bandera no le corresponde a la izquierda, porque es anti-Policía, antiorden establecido y anticumplimiento de las normas sociales. Los que han propiciado la inseguridad son los que ahora levantan la bandera de seguridad ciudadana.
- Los culpables de que la criminalidad haya aumentado ahora nos quieren vender el cuento de que están preocupados por la inseguridad ciudadana.
Aquellos que dicen que la Policía no debe disparar o investigar, aquellos que pasan al retiro a los generales y coroneles más experimentados, son los mismos que ahora dicen que no hay seguridad ciudadana por culpa de una ley que hace apenas un mes y medio aprobó el Congreso. Es totalmente ridículo, pero la gente lo cree.