Opinión
Sólo cosechamos lo que sembramos
Gobernar debe estar reservado para personas capaces de hacer el bien a los demás, de generar seguridad, bienestar, equidad y crecimiento real como función de multiplicar y no de dividir una nación.
La honestidad, integridad, corrección, dignidad y respeto al obrar caracterizan a las personas con clase. La clase nada tiene que ver con el grupo social o económico al que se pertenezca, es lo que diferencia el buen obrar del individuo en todas las actividades, profesiones o círculos sociales, es algo que se tiene porque se mama por igual en un palacio o en un chozo y que sólo emana del buen ejemplo de padres y educadores.
Triste es, que el imperio de la ley y la sensatez hayan cedido al de la ignorancia en nuestras naciones. La confusión que emana de la dialéctica populista pretende hoy eliminar las diferencias entre personas de bien y seres de mala condición humana. Esa es la gran falacia que confunde y encubre toda clase de injusticias.
Vemos hoy el narcotráfico internacional, originado desde los países andinos, que es donde se da el cultivo que mata, al comando del desorden y del manejo del miedo en nuestras naciones, totalmente entreverado con un terrorismo inmerso en una actividad política cleptócrata infestada por los preceptos destructivos del socialismo del siglo XXI.
Nuestras democracias están enfermas, y el populismo apalancado en la ilegalidad está apropiado del discurso del cambio revolucionario que siembra odios, causa hambre y miseria a partir de la destrucción de la confianza inversionista y la rápida dilapidación institucional.
Que efímera se ha vuelto la libertad. El mensaje desde el Ecuador a todos los partidos políticos de la región fue claro: “la conquista y participación en el poder por parte de las organizaciones criminales, es por las buenas o por las malas”.
Los males de nuestra región multiplicados por el narco-comunismo, siguen incrementando los índices de pobreza y miseria, como la peste negra desde Cuba y Nicaragua, se expandieron a Venezuela y ya están pudriendo la riqueza de toda la región, en Colombia, Ecuador, Guatemala y Honduras, sin que escapen Perú, Bolivia, Argentina, Chile y Brasil.
Esto lo corrobora el informe de Latinobarómetro 2023, en el estudio “La recesión democrática de América Latina”, el cual detalla que en la región los niveles de satisfacción están en un 28% en 2023. “Los países que representaron los más altos índices son: El Salvador (64%), Uruguay (59%) y Costa Rica 43%. En Venezuela es apenas un 14% y por detrás se ubicaron Ecuador y Perú. La recesión se expresa en el bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen, la preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del desempeño de los gobiernos y de los partidos políticos”, señala el informe. (Fuente: El Nacional. Jueves 24 de agosto, 2023)
Y en Colombia, contadas las excepciones, parece que poco o nada hemos cambiado en 200 años con relación a aquellos aspectos que se refieren a la indolencia de las personas que conducen lo público en nuestras sociedades. Escribió Don Lucrecio Vélez Barrientos “Gaspar Chaverra” en la introducción a su sátira a la guerra de los mil días, titulada “El Camino de Palo Negro”, fechada el primer día del primer mes del siglo XX: “Ahora lo común es que los que por lo menos deberían haber perdido los derechos políticos, vayan de los campamentos á las Cámaras legislativas.”
Qué pretendemos cosechar en el Congreso de la República, si lo que sembramos es permisividad con la delincuencia, llevando a los jefes terroristas al parlamento y subsidiando la criminalidad como si fuese una profesión liberal, en lugar de cuidar la semilla democrática de la legalidad y el tesoro que representa la seguridad ciudadana.
Qué esperamos que se pueda cosechar en el Estado en favor de las gentes de la nación, cuando la siembra del electorado fue llevar a la presidencia un revolucionario, en lugar de que la transformación del país dependa de una persona preparada, coherente, seria, sensata y bien intencionada al obrar.
Qué esperamos del país cuando permitimos que el liderazgo partidista esté controlado por un grupo cerrado de figuras adictas al poder que, embriagados en el merecimiento, la vanidad personal y la soberbia, han abusado del del privilegio que les ha dado el país. Son las inquinas, envidias y disputas entre los atorrantes y presumidos poderosos y sus cortesanos, lo que nos llevó a donde estamos.
Sembramos odios y resentimientos porque la casta política tradicional y sus allegados han abusado del poder para hacerse a un estilo de vida fastuoso que no proviene del sudor de su frente sino de favorecimientos indebidos e incluso de conductas delictivas que lejos están del buen ejemplo al que deben estar obligados, y por ello estamos cosechando miseria representada en más odio y resentimiento social.
Sembramos mal crianza y permisividad, y cosechamos una colección de mediocres indolentes y miserables que sienten que el poder del Estado es materia heredable. La ley debe ser para todos incluidos los jefes de Estado y sus familiares. Que el que la haga, la pague. No podemos seguir protegiendo tiburones que van disfrazados de delfines por ser ese el ejemplo que mamaron.
No hay derecho a que los medios les tapen su inmundicia, ni a que el poder se convierta en disculpa protectora de la ostentación del mando en manos de criminales que delinquen abierta y descaradamente desde las más altas posiciones del Estado.
Cómo podemos pretender que se haga justicia, cuando el poder judicial se convierte en actor mediático y deja de ser honesto, libre, igualitario, equilibrado e implacable.
Como clase dirigente tenemos lo que nos merecemos. Duro, pero así es. Y si no nos unimos con un propósito nacional de transformación y progreso, y no corregimos de raíz estos errores, seguiremos en lo mismo de siempre, sin lograr convertirnos en una sociedad culta y educada, justa y generadora de oportunidades.
Señores, lo que mata la esperanza de la nación y las oportunidades para sus gentes indefensas, es que los escándalos de los privilegiados son reales.
Tristemente muchas conductas se ocultan con suma hipocresía tras silencios que se utilizan de tapadera para un obrar pernicioso que se vale además de calumnias que destruyen el buen nombre de los pocos seres honorables que aún tienen la actividad pública y privada.
Antes, quienes voluntaria o involuntariamente sufrían el peso de la indignidad, renunciaban dando la cara demostrando su clase, y así fuese injusto el escándalo primero estaba su honor, como fue el caso de don Marco Fidel Suarez, hombre culto formado a pulso, que naciera en una choza en Hato Viejo y llegara hasta la presidencia del país, donde sufrió la maldad propia de apátridas traidores.
Después no lloremos si los cuervos que creamos nos sacan los ojos a cuenta del mejor postor. Da vergüenza ver como gran parte de los líderes políticos defienden a quienes quemaron la dignidad de la nación para hacerse al poder y los gremios productivos se muestran genuflexos mientras sus asociados tragan azotes.
Estamos a portas de una guerra civil que del campo llega a las grandes urbes engendrada desde el espurio obrar Estatal; perniciosa o tácitamente avalado por los mismos líderes que no fueron capaces de defender la institucionalidad en el 2021 y por el contrario con su indiferencia permitieron que se pilaran las formas democráticas y el honor de unas fuerzas armadas hoy amenazadas por el poder de fusiles ilegítimos, plenamente representados en el parlamento y en las más altas posiciones del Estado.
* Ganadero, Abogado y Economista Agrícola colombiano. Ex Presidente del Directorio de Ecopetrol
Opinión
Shogun
La serie de televisión de los años ochenta “Shogun”, protagonizada por Richard Chamberlain, se basó en el libro del mismo nombre, escrito por James Clavell. Esta novela histórica se desarrolla en el Japón feudal del año 1600, algunos meses antes de la batalla de Sekigahara. Narra la subida al shogunato del daimio (soberano feudal) Toranaga. La historia es contaba por el marinero inglés Jhon Blackthorne, cuyas hazañas están a su vez basadas en la vida de William Adams, de quien se cree fue el primer inglés en llegar a Japón.
El título de Shogun era concedido directamente por el emperador japonés al general que comandaba sus ejércitos en contra de los emishi, quienes habitaban el norte del Japón. Durante el siglo XII, el shogun se constituyó como la autoridad de facto de todo el país, aunque teóricamente el emperador era el legítimo gobernante.
La historia del Shogun peruano empieza en 1938, cuando nace Alberto Fujimori.
Fujimori llega al poder el 28 de julio de 1990, luego de derrotar a Mario Vargas Llosa en la segunda vuelta. Para la mayoría de los peruanos, Alberto Fujimori era un total desconocido. No se conocía su plan de gobierno, su tendencia política, ni siquiera sus asesores. Pero para entender a Fujimori, hay que recordar lo que vivía el Perú esos años.
El país atravesaba sus peores momentos en la historia. Los grupos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA tenían tomado gran parte del país, sobre todo las zonas alto andinas. La hiperinflación causada por las políticas estatistas del primer gobierno de Alan García había destruido la economía y el poder adquisitivo de la gente. La doctrina populista de García, de pagar la deuda externa peruana solamente con el 10% de las exportaciones, nos había convertido en un paria entre la comunidad económica internacional.
Algunos de nosotros recordamos las largas colas que teníamos que hacer para comprar leche, azúcar, pan, gasolina entre muchos otros insumos básicos. También teníamos que sufrir apagones casi diarios por la voladura de torres de alta tensión por parte de los delincuentes terroristas. Ni que decir de los coches bomba que explotaban a diario.
En medio de este colapso, Fujimori es elegido presidente del país sin mayoría en el congreso. A los pocos días de asumir el mando Hurtado Miller, ministro de economía, anunció el famoso Fujishock, que sinceraba las tarifas de gran parte de la canasta básica. Se anunciaron una serie de medidas económicas que buscaban combatir la hiperinflación -7,650% – y viabilizar la economía del país.
Se anunciaron una serie de medidas como un plan de estabilización económico, la apertura comercial, privatizaciones de empresas públicas, reforma del sistema financiero, reducción del gasto público, entre otras para combatir la inflación.
Para muchos, incluido Fujimori, fue una sorpresa que no hubieran manifestaciones de la población. Por el contrario, los peruanos estuvimos dispuestos a pasar por estas dificultades con la esperanza de un futuro mejor. No había otra alternativa.
No es mi intención hacer un análisis de todo el gobierno de Fujimori y menos todavía defender sus acciones, muchas de ellas equivocadas y que terminaron en la comisión de graves delitos (no errores como sus seguidores los llaman). Tampoco voy a eximir a Fujimori de su responsabilidad en los muchos escándalos de corrupción que se dieron en su gobierno. Sin embargo, soy de la opinión que Fujimori fue el presidente que necesitó el Perú en esos años y que hizo un arduo trabajo que nadie más quiso hacer.
Imaginen ustedes que habría pasado con la economía si hubiésemos tenido un presidente como Martín Vizcarra en 1990. Ahora, imaginen las reformas económicas que se hubiesen implementado con Sagasti. Si eso no es suficiente, imaginen que hubiese sido de todos nosotros si Castillo era presidente y tenía que acabar con el terrorismo. Con toda certeza puedo afirmar, que Perú de hoy sería muy parecido a Libia o algún otro país fallido.
Fujimori fundó las bases de un nuevo país. Gracias a la constitución de 1993 y a las reformas implementadas en esos años, el Perú creció hasta sacar de la pobreza a más del 30 % de su población. Fujimori derrotó el terrorismo, por más que les pese a los comunistas de hoy. Fujimori firmó la paz con el Ecuador y nos reinsertó entre las naciones del mundo como un país que se puede confiar.
La popularidad de Fujimori lo acompañó hasta su tumba. Hemos sido testigos de las muestras de cariño de cientos de miles de personas durante su velatorio, ceremonia de honor en Palacio de Gobierno y durante el trayecto al camposanto. Por más que les duela a sus enemigos caviares, izquierdistas y comunistas, estas expresiones de cariño y agradecimiento han sido espontáneas y muestran el verdadero amor del pueblo.
El legado de Alberto Fujimori nos acompañará por siempre. Gracias a las reformas estructurales de su gobierno, Perú tuvo la oportunidad de ser un país en vías de desarrollo. Lamentablemente, sus enemigos se han esforzado en los últimos 30 años en destruir casi todo lo avanzado, pero no lo han logrado.
Ahora nos toca a nosotros continuar la batalla de la libertad.
Presidente Fujimori, gracias y descansa en Paz.
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Opinión
Alberto Fujimori, un presidente que marcó al Perú
Con el fallecimiento de Alberto Fujimori, el Perú se despide de una de las figuras políticas más influyentes y controvertidas de su historia reciente; nos deja un legado de transformaciones profundas, logros importantes y también polémicas que seguirán siendo objeto de reflexión y debate.
Fujimori asumió el poder en un contexto de caos e incertidumbre, en 1990 el Perú estaba sumido en una crisis económica sin precedentes con hiperinflación, pobreza extrema y un Estado debilitado por la violencia terrorista de grupos como Sendero Luminoso y el MRTA, en ese escenario Fujimori se presentó como una alternativa a la clase política tradicional, prometiendo orden y estabilidad.
Uno de los logros más destacados de su gobierno fue la derrota del terrorismo. Bajo su liderazgo, se implementaron estrategias efectivas para desarticular a Sendero Luminoso, incluida la captura de su líder, Abimael Guzmán, en 1992.
Este hecho cambió el rumbo de la historia del país y devolvió la tranquilidad a millones de peruanos que vivían atemorizados, aunque los métodos utilizados fueron controvertidos y algunos cuestionaron su respeto por los derechos humanos, no se puede negar que el Perú experimentó una transformación significativa en términos de seguridad y paz interna.
En el plano económico el gobierno de Fujimori también marcó un punto de inflexión; ante una inflación descontrolada y una economía en ruinas, su administración aplicó reformas radicales que estabilizaron la economía.
Las medidas incluyeron la liberalización del mercado, la privatización de empresas estatales y la atracción de inversión extranjera; estas políticas, aunque dolorosas en el corto plazo sentaron las bases para el crecimiento económico sostenido que el Perú experimentó en las décadas siguientes; el gobierno de Fujimori creó las condiciones necesarias para el desarrollo y modernización que vivió el país.
Fujimori también impulsó proyectos de infraestructura significativos como la construcción de carreteras, hospitales y escuelas, así como la electrificación de zonas rurales, estas iniciativas mejoraron la calidad de vida de millones de peruanos, especialmente en las áreas más alejadas y desatendidas. En ese sentido, su gobierno dejó un impacto tangible en el desarrollo social y económico del país.
Sin embargo, su legado no es simple de definir, su mandato también estuvo marcado por serias denuncias de corrupción, abusos de poder y violaciones a los derechos humanos; Alberto Fujimori fue condenado de manera controverida a 25 años de prisión por violacion de los derechos humanos, la forma en que se le imputó como “autor mediato” es un aspecto importante en la discusión de su legado, lo que generó una división profunda en nuestra sociedad.
Al despedirnos de Alberto Fujimori, reconocemos tanto sus aportes como sus errores. Fue un líder que con mano firme condujo al Perú a través de una de sus etapas más turbulentas, logrando victorias cruciales que cambiaron el rumbo de la nación; sin embargo, también es importante recordar los límites del poder y la necesidad de un gobierno justo y democrático.
Hoy, el Perú se encuentra en un punto en el que puede mirar atrás y aprender de su historia, apreciando los avances logrados, pero también reflexionando sobre los desafíos que aún persisten.
El legado de Fujimori estará siempre presente en esa narrativa: un recordatorio de lo que puede lograrse en tiempos de crisis, pero también de las consecuencias de decisiones difíciles y, a veces, controvertidas.
Descanse en paz, Alberto Fujimori.
Opinión
El Dorado
La leyenda de El Dorado, una ciudad con inmensas riquezas de oro, surgió con la llegada de los conquistadores españoles a Sudamérica. Existieron muchas versiones de esta leyenda, sin embargo para la mayoría de historiadores, estuvo basada en la ceremonia del indio dorado de la laguna de Guatavita, en el Virreinato de Nueva Granada, actual Colombia.
Parecería que otra versión de “El Dorado”, estuvo ubicada en la región de Madre de Dios en nuestro país, por la gran cantidad de oro que se encuentra allí.
Lamentablemente la extracción de oro en Madre de Dios es ilegal y está destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Según estudios del Proyecto Prevenir de USAID, existen alrededor de 50,000 mineros ilegales en esta región de nuestra selva. En el periodo del 2001 al 2022, se han destruido 301,775 hectáreas de bosques amazónicos, un área superior a toda la ciudad de Lima. La deforestación en esta zona es tan grave y extendida, que se puede ver desde el espacio.
Lo más grave de todo, es que esta masacre ecológica no es nueva y ocurre a vista y paciencia de las autoridades. El boom de la minería ilegal en Madre de Dios, se dio en los años 2007-2008 durante el gobierno de García y se acentuó en el gobierno de Humala. Con el transcurrir de los años, el gobierno ha dado una serie de leyes que han dado un velo de legalidad a la minería informal e ilegal en esta zona.
La minería ilegal ha crecido a tal nivel en nuestro país, que hoy en día representa la primera economía ilegal, encima del tráfico ilícito de drogas. Según datos del Instituto Peruano de Economía (IPE), en el año 2023, se exportaron 77 toneladas de oro ilegal, lo que representa cerca de 4,800 millones de dólares. En Sudamérica, el Perú ocupa el primer lugar, exportando el 44% del oro ilegal del continente. Según algunos estimados la minería ilegal representa el 50% de toda la minería de oro en nuestro país. Los tentáculos de la minería ilegal están metidos en todos los niveles de la política y la justicia.
La semana pasada se conoció la noticia que el tristemente célebre presentador de televisión, Andrés Hurtado, estaría involucrado en una trama de tráfico de influencias y corrupción. Según declaraciones de Ana Siucho, Hurtado habría cobrado la suma de un millón de dólares a cambio de gestionar con la fiscal de lavado de activos Elizabeth Peralta, la devolución de 200 kilos de oro que habían sido incautados por el Ministerio Público.
Según este testimonio, el señor Javier Miu Lei, primo de la primera, les solicitó a sus hermanos el contacto con el presentador Hurtado, en vista que este se jactaba de sus influencias con jueces y fiscales. Según Ana Siucho, el cargamento de oro incautado, finalmente fue devuelto a su primo en el año 2022.
Este es solamente el último escándalo, de una larga lista de oro ilegal, que se conoce en nuestro país. Hace unas semanas se conoció el caso de los mineros ilegales de Pataz, que llevan una vida de lujos, que difícilmente se puede explicar con las actividades declaradas. La policía detuvo a Gregorio Palermo, el cabecilla de una organización criminal dedicada a la minería ilegal, que desde el 2020 al 2024 amasó una fortuna de 500 millones de soles por dicha actividad criminal.
Una de las mayores trabas a la lucha contra la minería ilegal es el REINFO, Registro Integral de Formalización Minera, creado en el año 2016 durante el gobierno de Humala. Supuestamente el REINFO era un proceso para la formalización de miles de mineros artesanales pero que en la realidad ha servido para que cientos de miles de mineros ilegales operen bajo la fachada que supuestamente están en proceso de formalización.
Se necesita cambiar radicalmente la legislación para la extracción, comercialización y exportación de oro, si queremos acabar con las mafias, pero sobre todo con la minería ilegal que está destruyendo nuestra riqueza natural y biodiversidad.
Al igual que se hace en otros países, el Banco Central de Reserva, debería ser el único autorizado para comprar y exportar oro en el país. Esta medida atacaría el problema en todos sus niveles. Las empresas grandes y legalmente constituidas, no tendrían mayores inconvenientes en vender su oro al BCR, el cual pagaría el precio internacional del mismo. Los mineros artesanales que verdaderamente están en proceso de formalización, tampoco tendrían mayores trabas para vender su oro, con la ventaja que de esta manera obtendrían un precio mucho mejor al que obtienen actualmente, ya que tienen que venderlo a intermediarios que cobran comisiones altísimas.
Los mineros ilegales, no podrían vender ni exportar su oro, por lo que se verían obligados a entrar, esta vez de verdad, en un proceso de formalización, con el cual se podría controlar los verdaderos orígenes del oro (ríos de la Amazonía) y las fuentes de financiación. Se acabarían la mayoría de las mafias que actualmente controlan los miles de millones de dólares del negocio del oro ilegal.
Nuestra riqueza natural debe ser protegida por todos nosotros y no podemos aceptar que sea destruida de manera impune, ya sea por mineros ilegales o por la complicidad de nuestras autoridades.
No todo lo que brilla es oro.
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