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La ausencia de afectos

En el momento que el presidente del Perú decretó la cuarentena emergió en la población ciertas emociones que con el transcurrir del tiempo se han ido acentuando como el miedo, la angustia o el pánico, pero también este espacio de tiempo ha llamado a la reflexión de ciertas áreas importantes en el ser humano, como lo es las relaciones humanas. En este texto, se ahondará en el tema. 

Haciendo un pequeño repaso por la historia, podemos notar que el capitalismo forjó una liberación sin precedentes en la persona, siendo lo opuesto al sistema feudal que se basaba en el principio de cooperación y tenía relegado el tema de la competencia entre las personas. Con la llegada del nuevo sistema económico, la competitividad se convirtió en un aspecto primordial para la supervivencia humana, ya que sin esta capacidad, muchos son excluidos del camino incluso desde edades muy tempranas.

Las relaciones que las personas tienen con su entorno está fuertemente ligado al orden económico existente, por ejemplo actualmente en la sociedad capitalista las personas trabajan para sí mismas, de un modo individualista, bajo su propio riesgo y no teniendo en primer lugar la cooperación y solidaridad, dándonos cuenta de ello desde el mismo sistema educativo, que comienza a generar dicha competencias con los puestos académicos. El individuo necesita de los otros, como cliente, empleado, patrono, socio. Se debe comprar y vender, dar y tomar. El mercado como lo conocemos, regula tales relaciones. Así el individuo, solo y autosuficiente, entra en relaciones económicas con el prójimo en tanto éste constituye un medio con vista a un fin: vender y comprar. Dándonos cuenta de lo hipócrita que suelen muchas relaciones y lo lejano que se encuentra en esto momentos las relaciones centradas en los valores.

Desde la época del Renacimiento hasta nuestros días los humanos han ido adquiriendo una desenfrenada ambición de fama que aun cuando hoy nos parece muy natural, casi no existía en el hombre de la sociedad medieval. Asimismo, desde el Renacimiento las personas desarrollan un sentimiento de belleza de la naturaleza que antes no se poseía.

 El humano es producto de la historia y las relaciones que de ella emergen no son la excepción. Siendo desde la psicología, el deber de mostrar como las energías humanas se tornan a su vez fuerzas productivas que forjan el proceso social, por ejemplo, mediante el ardiente deseo de fama, éxito y la tendencia compulsiva hacia el trabajo son fuerzas sin las cuales el capitalismo moderno no hubiera podido desarrollarse.

El consumismo es una forma tremenda de relacionarse. El mostrar “lo que tienes”, dejando de lado “lo que eres”, es parte de la careta que nos impulsa el capitalismo para que este funcione. Una persona que tiene claro sus necesidades y consume lo necesario va en contra del sistema que nos rige, por otro lado el deseo insaciable de ser admirados nos ciega. Hay gentes que compran desaforadamente cosas materiales para llenar necesidades intrínsecas. Relacionado a ello, tenemos una publicidad que nos vende la idea de que derrochar nuestros recursos en la compra de bienes materiales, creándonos dependencia que supuestamente nos llevará a la felicidad anhelada. Respecto a lo anterior, este fenómeno social, llamado consumismo, va de la mano con 2 hechos capitalistas: el desarrollo de las grandes ciudades mediante las revoluciones industriales y el enorme desarrollo de los sistemas de producción en serie.

La cuarentena es un buen punto de quiebre para repensar aspectos como el de las relaciones humanas, en el cual nos comencemos a centrar más en los valores de las personas, mas no en los aspectos externos. Es momento también para pensar más a largo plazo, teniendo como prioridad ahorrar dinero y no malgastar en cosas que la sociedad suele imponer, para alimentar el sistema. 

Este individualismo que marca el sistema económico y la forma de relacionarnos provoca hechos como los de las ya famosas <compras de papel higiénico> que llamaron la atención de muchos de nosotros. Estos hechos muestran un gran desinterés que la población con los privilegios de poder comprar tienen sobre el resto. Además, haciendo un poco de memoria, en el 2017 cuando lo huaycos amenazaron el servicio de agua en toda Lima, salieron en masas a acapararse productos de primera necesidad. Increíble el egoísmo e individualismo que surge del sistema capitalista.

Por ello, es esencial subrayar la importancia de los factores psicológicos en todo proceso social, especialmente en los que conciernen a la acción de las fuerzas inconscientes en el carácter del hombre y su dependencia de los influjos externos.

Lo siniestro es que esta cultura que deforma las relaciones humanas funciona a nivel subjetivo, alimentando al sistema capitalista, generando grandes desigualdades y vacíos profundos en las relaciones afectivas entre familiares, amigos y personas en general.