Observamos con preocupación y sentimiento la grave crisis económica y social que desde hace décadas viene experimentando la sociedad boliviana. Víctima del secuestro político e ideológico del MAS (Movimiento Al Socialismo), un partido de convicción estatista, indigenista y separatista, el pueblo altiplánico agoniza, mientras el gobierno de Luis Arce insiste irresponsablemente en culpar de su propio fracaso a las economías libres de Occidente.
Como peruanos nos solidarizamos con el sufrimiento de nuestros vecinos altiplánicos, pero comprendemos que dicha crisis no es más que el resultado de una década de gobiernos izquierdistas, disociados de la realidad y de las necesidades económicas de sus ciudadanos. Al respecto, no es menos cierto que las políticas autodestructivas del régimen masista fueron, en gran medida, abrazadas y celebradas por el propio electorado boliviano, que recién hoy, como consecuencia del hambre, ha empezado a abrir los ojos a la realidad.
A pesar de los esfuerzos del arcísmo por ocultar el fracaso del proyecto socialista en Bolivia, sus fronteras con Argentina y Perú han puesto en evidencia dicho drama. El alcalde de Desaguadero, Héctor Sarmiento, recientemente entrevistado por un medio local, detalló el deterioro económico de sus connacionales, a causa de la pérdida del poder adquisitivo del consumidor boliviano. Para muestra un botón: un cuarto de pollo a la brasa, que en 2024 costaba alrededor de 30 bolivianos (S/ 14.00), al tipo de cambio de hoy cuesta no menos de 45 bolivianos. Esto ha motivado la caída del consumo por parte del consumidor altiplánico. A ello hay que sumar la errática e irracional sanción que el gobierno de Arce ha impuesto a las exportaciones bolivianas, militarizando sus fronteras, a fin de que su productor nacional solo pueda vender sus productos a nadie más que otro boliviano.
Ahora, como culpar al imperialismo neocolonialista y neoliberal ya no despierta pasiones en la masa, el gobierno de turno ha iniciado una campaña contra su progenitor, el dictador y fundador del partido de gobierno, Evo Morales. Según Arce, Morales sería el principal responsable de la crisis de combustibles y falta de divisas que sufre el país. Así, el oficialismo sostiene que durante el régimen de Morales Ayma, aquel debió preocuparse por la ubicación de nuevos yacimientos gasíferos, dado que por décadas la exportación de hidrocarburos ha sido su primera fuente de divisas. Detalle no menor que el socialista Luis Arce omite comentar, es que durante dicho régimen él se desempeñó como ministro de Economía y Finanzas.
Con lo que hoy conocemos, en las últimas semanas en el Perú se ha hablado mucho acerca de una posible diáspora boliviana hacia nuestras fronteras. Al respecto, diversas fuentes que han consultado los movimientos migratorios en Desaguadero señalan que no se ha registrado un incremento significativo de emigrantes bolivianos, en cambio sí un incremento de peruanos que ingresan al país altiplánico en calidad de turistas. Huelga decir que un menú en Bolivia hoy cuesta el equivalente a S/ 3.00, y con S/ 100.00 un turista puede pasear cómodamente en dicho país por una semana.
Finalmente, recogemos la reflexión que hizo el ex ministro boliviano, Álvaro Ríos, en su más reciente visita al Perú. Entrevistado por un medio nacional, Ríos lamentó la crisis que hoy azota su territorio, e instó al Perú a aprender la lección de sangre y hambre que ha dejado el socialismo en Bolivia y en el mundo. Como peruanos, debemos escarmentar por los diecisiete meses de retroceso que impuso el ensayo socialista de Pedro Castillo, y no volver a sentar caudillos en el sillón presidencial, protegiendo así al Perú de no terminar algún día como hoy se encuentra Bolivia.