Pocas personas habían escuchado del gas nervioso novichok antes de 2018, cuando funcionarios occidentales acusaron a Rusia de usarlo en el intento de asesinato de un ex espía en Gran Bretaña. El miércoles el químico ha vuelto de súbito a los titulares cuando Alemania informó que el veneno había enfermado al disidente ruso Alexei Nalvany.
Sin embargo, durante décadas, científicos, espías y especialistas en armas han sabido de su existencia y le han temido. El novichok es una potente neurotoxina desarrollada en la Unión Soviética y en Rusia en los años 80 y 90 que puede administrarse en forma de líquido, polvo o aerosol y se dice que es más letal que incluso otros agentes nerviosos más conocidos en Occidente como el VX o el sarín.
El veneno causa espasmos musculares que pueden detener el corazón, causar una acumulación de fluido en los pulmones que puede ser mortal, así como daño a otros órganos y células nerviosas. Rusia ha producido varias versiones de novichok y, según los expertos, solo puede especularse con cuánta frecuencia se ha utilizado, debido a que las muertes resultantes fácilmente pueden pasar desapercibidas al dar la apariencia de un ataque cardíaco u otra afección menos siniestra.
Tal vez ese haya sido el plan en el caso de Sergei Skripal, un ex espía ruso que vivía en Salisbury, Inglaterra. Cuando Skripal fue hallado apenas consciente en un parque el 4 de marzo de 2018 no había razones obvias para sospechar de envenenamiento, salvo que su hija, que estaba de visita, sufría los mismos síntomas.
Las agencias británicas de inteligencia identificaron la toxina como novichok y acusaron a Rusia. El ataque se convirtió en un escándalo internacional de grandes proporciones, algo que contribuyó al distanciamiento entre Moscú y Occidente. Los británicos identificaron a los agentes rusos, quienes habían volado a Gran Bretaña, dijeron, aplicado el gas nervioso a la perilla de la puerta delantera de la casa de Skripal y abandonado el país dejando tras de sí un rastro de videos y evidencia química.
El gobierno del presidente Vladimir Putin ha negado repetidamente cualquier participación en el incidente y ofrecido una serie de teorías alternativas y, justo meses antes del ataque a Salisbury, había declarado que Rusia había destruido todas sus armas químicas.
Sin embargo, una y otra vez, han sido asesinadas personas percibidas como enemigas del Kremlin, tanto en Rusia como en el extranjero. Skripal trabajó para la inteligencia militar de Rusia hasta que se le atrapó entregando secretos a los británicos y fue encarcelado. Luego de su liberación en un intercambio de prisioneros en 2010 se estableció en Inglaterra y fue consejero de inteligencia rusa para los gobiernos de varios países.
Los espías rusos tienen un largo historial de uso de veneno para asesinatos y los agentes de inteligencia occidentales dicen que Rusia cuenta con unidades de espías entrenados en el uso y manejo de la mayoría de sustancias peligrosas.
Skripal y su hija, Yulia Skripal, sobrevivieron el envenenamiento, al igual que un oficial de policía que fue expuesto al visitar su hogar para investigar, así como un hombre que encontró la botella de perfume descartada que se usó para transportar la toxina. Pero la novia del hombre, Dawn Sturgess, que se había rociado con el contenido de la botella, murió.
Después de que la Unión Soviética se desintegró a principios de los años 90, los científicos que trabajaron en su programa de armas químicas —algunos de los cuales se fueron a vivir a Estados Unidos— hablaron en público sobre el agente nervioso que llamaron novichok, que en ruso significa “recién llegado”. Uno de ellos fue expuesto accidentalmente a la toxina en 1987 y sufrió daños permanentes en músculos y órganos que terminaron por ser fatales. Contó su historia a un diario ruso en 1992, poco antes de morir.
El novichok pertenece a una clase de compuestos llamados inhibidores de colinesterasa, que se usan en un amplio rango de medicamentos así como en venenos. Atacan el flujo normal de neurotransmisores, químicos en el cuerpo que las neuronas usan para regular las funciones esenciales.
El primer uso de la toxina fuera del laboratorio tal vez haya sido en 1995, cuando un empresario ruso y su secretaria fueron asesinados. Funcionarios dijeron en ese entonces que habían sido envenenados con cadmio cadmium, un metal pesado, pero después los medios rusos de comunicación han indicado que se trató de novichok.
En 1999, Estados Unidos llegó a un acuerdo para ayudar a Uzbekistán a desmantelar un laboratorio soviético de armas químicas que había producido y testeado novichok.
Después de eso, no se volvió a mencionar en las noticias durante casi 19 años, hasta que dos rusos fueron encontrados moribundos en un parque en Salisbury. (Tomado de Infobae)