Reporte de los momentos previos a la muerte del Caballero de los Mares salió publicado en El Peruano de 1879.
Por Ernesto Carlín de Agencia Andina
Un día como hoy de 1879, las 9:40 horas, el Monitor Huáscar, capitaneado por el contralmirante Miguel Grau, disparó sus cañones contra el blindado chileno Lord Cochrane. Así se iniciaría el combate de Angamos, que abriría la puerta de la inmortalidad a los marinos peruanos que ofrendaron en el transcurso de esa mañana su vida por la patria.
Las correteaderas del Huáscar, poniendo en jaque a una escuadra de mayor poder de fuego y mejor equipada, se iniciaron mucho antes. El episodio más recordado de esa primera etapa fue el Combate de Iquique, del 21 de mayo de 1879.
En esa ocasión se ganó el apelativo de Caballero de los Mares por rescatar a los marinos chilenos de la hundida corbeta Esmeralda y por enviar a la viuda del capitán chileno Arturo Prat los objetos personales de su esposo –su diario personal, su uniforme y su espada, entre otros– junto con una carta de pésame.
Durante los meses que duró la campaña naval, Grau con el Huáscar supo ingeniárselas para evitar las embarcaciones mejor blindadas de Chile. No obstante, ese 8 de octubre se encontró con una celada de la que no pudo escapar.
El reporte
De acuerdo con lo leído en el reporte de este combate en el Diario Oficial El Peruano, el Huáscar, junto con la corbeta Unión, regresaban a los puertos de nuestro país cuando alrededor de las 4 de la mañana se divisó que se acercaban naves enemigas.
Grau, curtido ya en estos menesteres, ordenó que su nave y su acompañante tomaran otro rumbo para evitar el enfrentamiento.
Horas más tarde, avistaron otro grupo de naves chilenas cercando el paso. La corbeta Unión tuvo oportunidad de maniobrar y burlar la estrategia rival. En cambio, el Huáscar se enfrentó a dos blindados, Lord Cochrane y Blanco Encalada.
Aún en desventaja, Grau intentó espolear a los enemigos, pero no logró su objetivo. Una hora más tarde aproximadamente, en el fragor de la batalla, cayó una granada cerca de la torre de mando. Con su explosión se llevó la vida del héroe de la Marina de Guerra del Perú.
Sus subordinados siguieron combatiendo y, cuando ya no quedaba opción, trataron de hundir la nave. Sin embargo, no lograron ese objetivo.
Acabada las hostilidades, quedaban aún en el Huáscar algunas partes del cuerpo de Grau. El resto se perdió en el mar en el que cosechó la gloria.
Regreso del héroe
Los restos de Miguel Grau y de otros héroes fueron devueltos por Chile al Perú a mediados de 1890. Presidía la comitiva el capitán de navío y sobreviviente del combate de Angamos Melitón Carbajal.
De acuerdo con la edición del 16 de julio de ese año, Carbajal destacó los honores que se le brindó a Grau en Santiago y en Valparaíso.
En ese retorno, el primer lugar donde recibieron honras los restos del contralmirante y de otros héroes fue en el Callao. Entre los discursos que se dieron destaca la oración fúnebre pronunciada en la Iglesia Matriz del Primer Puerto dada por el doctor Amadeo Figueroa.
Con una prosa elegante, en la que comparaba el sacrificio de los peruanos con pasajes de la Biblia, concluía que Grau y demás peruanos que sacrificaron su vida “no habían muerto. Los héroes no mueren nunca: viven en la historia; un trono glorioso se levanta en la memoria de la posteridad”.
Hoy 8 de octubre se conmemoran 145 años del combate de Angamos.