Nayib Bukele concedió una prórroga al estado de excepción que ha estado vigente desde marzo, siguiendo una escalada de 87 asesinatos.
El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, implementó un régimen de excepción en su país a finales de marzo de este año, siguiendo a una escalada de asesinatos atribuidos a las pandillas. Esta semana de octubre empieza el octavo mes de enfrentamientos contra la delincuencia, que hasta ahora dejan más de 55.000 personas detenidas.
Datos de la policía confirman que de los 55.630 detenidos en total, el 85% son hombres y el 15% mujeres. La mayoría de los detenidos (69,1%) son acusados de pertenecer a la MS-13, la pandilla de mayor presencia en el país. Luego están los señalados de integrar dos facciones de Barrio 18: Sureños (17,6%) y Revolucionarios (12,5%). El resto son de bandas minoritarias.
Para albergar a unos 40.000 detenidos y evitar el hacinamiento en las prisiones, el gobierno construye una gigantesca cárcel en Tecoluca, en el centro del país.
Según una encuesta de la UCA, el 75,9% de los salvadoreños aprueba el régimen de excepción, y nueve de cada 10 ciudadanos aseguran que la delincuencia “ha disminuido” con la política de Bukele. Sin embargo, 66 de cada 100 salvadoreños están en “desacuerdo” con las capturas sin una orden judicial.