El reformista Masoud Pezeshkian ha sido elegido nuevo presidente de Irán, superando al conservador Saeed Jalili con el 53.3% de los votos; la segunda vuelta se celebró debido a que ningún candidato logró la mayoría en la primera ronda, marcada por una baja participación del 40%.
La elección se realizó tras la muerte del anterior presidente, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero en mayo.
Líderes internacionales como los de China, India y Rusia felicitaron a Pezeshkian por su victoria. Sus partidarios, principalmente jóvenes, celebraron en las calles de Teherán y otras ciudades; Pezeshkian, un cirujano cardíaco de 71 años, ha prometido «unidad y cohesión» y el fin del aislamiento de Irán, abogando por negociaciones constructivas con las potencias occidentales sobre el acuerdo nuclear de 2015.
La participación en la segunda vuelta fue del 50%, mayor que la primera, debido al descontento generalizado y la falta de opciones reales. El Consejo de Guardianes descalificó a 74 candidatos, lo que generó críticas por parte de grupos de derechos humanos. A
pesar de la baja participación, el líder supremo Ali Jamenei minimizó su significado, afirmando que no representa un rechazo al gobierno.