Empezó el 1° de octubre y ya es un dolor de cabeza para la administración de Joe Biden. Los trabajadores demandan mejoras salariales y protección del empleo tras la automatización de los procesos portuarios.
La huelga general de los trabajadores de la estiba y desestiba en los puertos de Estados Unidos ya es un dolor de cabeza para la administración del presidente Joe Biden, a pocas semanas de las elecciones presidenciales y en momentos de la escalada bélica en Oriente Medio.
Los expertos señalan que la huelga de estibadores en Estados Unidos tendrá consecuencias devastadoras para la economía norteamericana, pero también para sus socios comerciales, entre ellos el Perú que exporta diversos productos a USA.
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Operadores logísticos consultados por Altavoz, señalaron que los dos primeros días de paralización de los puertos en Estados Unidos ya complicó el comercio exterior bilateral. Las empresas exportadoras peruanas tuvieron que frenar sus envíos, mientras los compradores se abstienen a enviar nuevas órdenes de compra. Todo esto afecta a la cadena de valor comercial de ambos países.
La medida de protesta de los trabajadores empezó este 1° de octubre. Es así que decenas de miles de trabajadores de 14 grandes puertos en Estados Unidos se declararon en huelga, en una acción que podría lastrar a la mayor economía del mundo a semanas de las elecciones presidenciales, pero también afecta a los países que son socios comerciales de EE.UU.
Se trata de la primera huelga de la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) en casi 50 años y ya afecta a 36 puertos desde los estados de Maine hasta Texas, que se encargan del manejo de alimentos hasta productos electrónicos.
La anterior huelga de los trabajadores ocurrió en 1977 y duró tres meses. Los estibadores están decididos al todo por el todo, y de no haber acuerdo la medida de protesta podría extenderse días, semanas o meses.
Según el ILA, unos 45.000 trabajadores de la estiba y desestiba están en huelga hasta llegar a un acuerdo que satisfaga su plataforma de lucha.
En este momento las negociaciones entre la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX), que representa a la patronal, y el sindicato ILA están estancadas.
El sindicato exige protección contra la pérdida de empleos vinculada a la automatización de procesos, y pide incrementos de salarios para los estibadores.
Reportes de prensa indican que la Asociación Internacional de Estibadores pide 77% de incremento salarial en siete años.
En un comunicado, la Casa Blanca dijo que el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris están «monitoreando de cerca» la huelga y que fueron informados sobre los impactos todavía «limitados» para los consumidores.
Biden pidió a última hora del martes 1 de octubre, una «oferta fuerte y justa» para los estibadores, dijo la Casa Blanca, y se refirió puntualmente a los «transportistas marítimos de propiedad extranjera» representados por USMX.
«Estas empresas extranjeras han obtenido ganancias récord… y el presidente cree que es hora de que presenten una oferta que refleje la invaluable contribución de los trabajadores de ILA a su éxito», dijo.
Consecuencias devastadoras
Biden puede ordenar mediante la Ley Taft-Hartley la reanudación de las conversaciones y un periodo de «reflexión» por 80 días en el que los trabajadores volverían a sus labores, pero descartó la medida citando respeto a los derechos de negociación colectiva.
En tanto, la Federación Nacional de Minoristas pidió al presidente Biden que restablezca «inmediatamente» las operaciones, incluso invocando la misma ley, y advirtieron que la huelga «tendrá consecuencias devastadoras para los trabajadores estadounidenses, sus familias y las comunidades locales».