Emprendimientos innovadores que resuelvan problemas en el mercado local tendrán oportunidad de crecer aún más.
La implementación del Fondo de Capital para Emprendimientos Innovadores (FCEI), o también llamado “fondo de fondos” de Cofide, permitirá la creación de nuevos fondos en nuestro país. Ello permitirá reducir la brecha de financiamiento para empresas emergentes (startups). Se trata de un vehículo financiero por el cual se puede invertir en fondos públicos y privados para que estos, a su vez, inviertan en ‘startups’ en su etapa de consolidación en el mercado y, de esta manera, se pueda conseguir que los nuevos modelos de negocio disruptivos encuentren financiamiento. Para conocer más detalles sobre esta iniciativa, El Emprendedor conversó con uno de sus gestores, Javier Salinas Malaspina, director del Centro de Emprendimiento e Innovación de la Universidad del Pacifico (Emprende UP).
-¿Cómo surgió el ‘Fondo de capital para emprendimientos innovadores’, también conocido como el “fondo de fondos”?
Fue en el año 2015, cuando Produce decidió contratar a la Universidad Pacífico, junto a otras instituciones, para que diseñen la Política Nacional de Emprendimiento. Desde ese momento se prevenía la constitución de un fondo, teniendo claro que es un ecosistema que va creciendo, porque no todos los emprendedores consiguen un préstamo o juntan un capital, Incluso, cada vez hay menos, pero con necesidades mayores de dinero. Después de analizarlo se decidió constituir un fondo de fondos que se activa, en buena cuenta, cuando el Estado promueve que el sector privado organice un fondo de inversión, mientras que el sector privado se compromete a traer inversionistas y/o aportantes. Recordemos que Produce es el dueño del recurso, Cofide lo administra y los beneficiaron serán los emprendedores elegidos para que reciban parte de este fondo de fondos a fin de mover capital para sus propuestas innovadoras.
-Es decir, ¿promueve aportes de capital?
Sí. El rol del fondo de capital para emprendimientos innovadores es para proveer aportes de capital a empresas que no tienen un flujo cierto, pero que han demostrado que resuelven -a través de productos o servicios- problemas o situaciones que el mercado requiere. Estos aportes no solo fortalecen patrimonialmente a la empresa, sino también alinean intereses entre el inversionista y el emprendedor, porque ambos harán lo imposible para que les vaya bien. Además, el emprendedor recibirá experiencia, soporte, contactos, entre otros.
-¿Por qué se consideró necesario constituir un “fondo de fondos”?
Ahora, en el Perú hay más liquidez, pero lo que falta son estructuras que tengan directorio, comités, gerencias y reglamento. El “fondo de fondos” tiene un comportamiento correcto frente a los inversionistas y ellos reciben su dinero a través de participaciones. Con su propuesta, Emprende UP ha optado por que el “fondo de fondos” esté dirigido a regiones, emprendimientos liderados por mujeres y emprendimientos de tecnología financiera. Es una forma ordenada de tener un fondo, convirtiéndose en un instrumento de mercado.
-¿Qué ocurre si se tiene un servicio tradicional?
Esta es una política multisectorial, pero su principal exigencia es tener emprendimientos innovadores. Sin embargo, se puede introducir la innovación en un servicio tradicional, a través de citas en línea o geolocalización de clientes. Es decir, se puede agregar plataformas tecnológicas dinámicas.
-¿Qué ocurre con las regiones que no gozan de tecnología avanzada?
El mejor ejemplo en el mundo de que no debemos esperar la fibra óptica para hacer emprendimiento es África. Allí se han generado una gran cantidad de servicios tecnológicos en el sector público y privado, con sus teléfonos inteligentes, incluso con los “antiguos”. También tenemos casos en regiones del Perú, donde se puede pagar los recibos de luz o agua a través de mensaje de texto. Incluso, muchos decían que los bodegueros iban a tardar en usar la tecnología, pero ahora vemos que son jóvenes quienes atienden en las bodegas. Este cambio generacional en Perú ya está motivando un proceso de digitalización.
-¿Qué servicio se ha fortalecido en estos últimos años?
El servicio que ha irrumpido desde el 2018 es ‘fintech’ (tecnología financiera). Otros son las áreas de turismo, educación en línea, agricultura, alimentos y más. Luego hay subcategorías como la negociación de facturas electrónicas, porque los pequeños empresarios ya saben que sus facturas las pueden vender.
-Respecto a los programas de inversión, ¿consideras que ha primado la presencia del Estado o su ausencia en estos últimos años?
Cuando trabajamos en el diseño de la Política Nacional de Emprendimiento realizamos un estudio comparativo con los países vecinos y los más desarrollados. Considero que el Estado comienza a tener una presencia importante entre 2014 y 2015, porque opta por darle recursos al sector privado, y ese enfoque ha hecho que se convierta en un promotor efectivo. Si la pregunta la ampliamos en el tiempo, sin duda el Estado permaneció ausente hasta el 2014, porque luego destinó recursos y pisó el acelerador en este ámbito. Incluso, cuando salió la Política Nacional de Competitividad del MEF tuvo un rol clave, porque solo Produce no podía llevar una política de Estado en todo el país, pero sí junto al Ministerio de Economía.
-¿De qué manera los emprendedores pueden aplicar para obtener esta ayuda financiera?
Estamos a la espera del reglamento de este fondo, que estaría listo en el segundo semestre de este año y, luego de ello, se conocerá cómo obtener esta ayuda financiera. En este lapso de tiempo, los interesados pueden informarse más sobre el asunto en las páginas web de Produce, Cofide, Innóvate o Startup Perú. Además, para pagar tiempo, les recomiendo revisar su tesis de inversión: utilidades, ventas mínimas, etc. Estos elementos servirán para que los emprendedores se acerquen más al ansiado financiamiento.
PRÓXIMOS PROYECTOS
-¿Qué se viene para el futuro?
Creemos importante para el país trabajar en un proyecto de identidad y emprendimiento digital. Otros temas más específicos tienen que ver con el diálogo del Estado con los reguladores de la política y economía, a fin de introducirlos a la innovación, porque sus propuestas deben tener en cuenta el avance tecnológico.