Fue la reina de las comedias en los 90 y enamoró a una nación. Sin embargo, un episodio ocurrido en el 2000 le dejó huellas que todavía lucha por cicatrizar
Si hablamos de comedias románticas de Hollywood, cerramos los ojos y pensamos en una actriz, uno de los primeros nombres que aparecen es el de Meg Ryan, candidata natural al reinado. Su recorrido por el mundo de la interpretación la llevaron a conocer las mieles del éxito a muy corta edad. Sin embargo, así como estuvo en la cúspide, también besó la lona por una situación de índole personal que le valió una injustificada crucifixión pública y afectó directamente en el plano laboral. Está claro que eran otros tiempos, en los que el #MeToo ni asomaba en el horizonte, pero Meg lo sigue pagando hasta el día de hoy, mientras, poco a poco, busca dejar atrás esa cruz que cargó por un largo periodo.
Margaret Mary Emily Anne Hyra –dice su partida de nacimiento- nació el 19 de noviembre de 1961 en Fairfield, Estados Unidos. Tuvo una infancia sin sobresaltos, terminó sus estudios secundarios en el Saint Pius X Elementary School y tras ese paso, por recomendación de sus padres –Susan Jordan Duggan y Harry Hyra, estudió periodismo. A la par, también se anotó en una escuela de arte dramático y empezó a tener rodaje como actriz protagonizando algunos anuncios. En principio, solo quería ganarse su dinero y poder cubrir sus gastos, pero se fue enamorado de a poco de la profesión que la hizo conocida a nivel mundial.
La primera oportunidad le llegó casi de inmediato, cuando con apenas 20 años la convocaron para la película Ricas y famosas. Según contó en alguna oportunidad, no tenía más experiencia que la de las publicidades, pero eso no le impidió presentarse en el casting para el protagónico. De 117 colegas que audicionaron la eligieron a ella. Ese fue su puntapié para empezar a desenvolverse en la industria de manera ininterrumpida. Unos pocos años después saltó a la fama mundial, más precisamente en 1986, cuando protagonizó Armados y peligros pero, sobre todo, cuando estuvo a la par de Tom Cruise en Top Gun.Meg Ryan y Billy Cristal, o Sally y Harry en la recordada comedia romántica de 1989 (Shutterstock)
Su vida –y la de la comedia- cambió por completo en el 89, tras la marca imborrable que dejó en Cuando Harry conoció a Sally, junto a Billy Crystal. Para ese entonces ya era una figura y se animó a ponerle su impronta a su personaje, haciéndole pequeños retoques al guion que el director aceptó. El más emblemático, que quedó como un clásico del cine, es la escena donde finge un orgasmo en medio de un restaurante.
Con esa estela entró en la nueva década y durante los 90, todas las comedias románticas que resonaron y que dejaron una estampa fueron protagonizadas por Ryan. Joe contra el volcán, película que hizo con Tom Hanks en 1990, Hechizo de un beso (1992), Sintonía de amor (1993), Cuando un hombre ama a una mujer (1994), Quiero decirte que te amo (1995), Adictos al amor (1996), Un ángel enamorado y Tienes un e-mail (1998), entre otros tantos trabajos. Como una de las figuras de ese entonces, los directores siempre tenían su número de teléfono a mano y su filmografía crecía año tras año.
Sin embargo, el cambio de siglo fue un verdadero sacudón para la preferida de todos que hasta ese momento solo sabía caminar hacia la cima. Además de brillar en la pantalla, había conformado una de las parejas más queridas de Hollywood junto al actor Dennis Quaid. Se casaron en 1991 y al año tuvieron a su hijo, Jack. Todo este cuento de hadas se rompió como un cristal tras una infidelidad de ella. Este episodio se robó todas las miradas y el destrato para con Meg por esto fue tan injusto como despiadado, al punto que la alejó del cine, su lugar en el mundo.
Por entonces Meg había decidido correrse de las comedias románticas y probar con el drama, aceptando el papel protagónico en Prueba de vida. Por esas cosas del destino, paradójicamente, ese cambio también se llevó a cabo en su vida personal. La película la protagonizó con Russell Crowe, el actor de Gladiador, entre tantos éxitos. Los que lo estuvieron cerca aseguraron que apenas se vieron, se enamoraron. Ella no tuvo ningún problema en terminar su relación con Quaid, cuando ya el murmullo del engaño se había transformado en un secreto a voces. Jamás imaginó el sacudón que vendría después.
Eran una de las parejas más queridas de Hollywood y desde ese momento se la apuntó con el dedo acusándola poco menos que de romper el sueño americano. El primer baldazo de agua fría lo vivieron los creadores de ese filme, ya que, lejos de que ese culebrón sirviera como promoción, generó todo lo contrario: fue un verdadero fracaso. A raíz de esto, los productores empezaron a mirarla de reojo. En el boca a boca, decían que no era lo más conveniente contratarla porque la gente no quería verla. El rótulo no fue que había engañado a su marido, sino a todo Estados Unidos. Como si la novia de América hubiera traicionado a la patria.
El noviazgo con Crowe fue blanqueado pero duró apenas un año. Corría el 2001 y, cuando trascendió que él la había dejado, no fueron pocos los que salieron a festejar. Los medios de los Estados Unidos trataron el caso con esa crueldad. Ryan intentó correrse de todo, laboralmente se refugió nuevamente en la comedia, tomando uno de los protagónicos de Kate & Leopold, pero no hubo caso. El producto no rindió y, una vez más, la culparon a ella.
Ya sin mucho que perder, en 2003 arriesgó su pellejo haciendo En carne viva. Un thriller erótico, en la que tuvo varios desnudos, pero tampoco dio resultado. La crítica de entonces manifestó que el guion estaba bien, que el reparto estaba a la altura, pero que el espectador no quería ver a Meg Ryan. Más allá de esto, siguió trabajando pero ya sus películas no rompieron ninguna barrera y quedaron muy por debajo de lo que su historial marcaba. La novia de América ya no enamoraba a nadie y se alejó del cine para probar suerte en la pantalla chica.
Sn embargo, fue una jugada solo para tomar distancia y regresar con un empuje aún mayor. Lejos está del retiro que muchos anunciaron y otros tantos desearon. Tras 14 años de ausencia, Meg está lista para volver, y con honores. Hacer borrón y cuenta nueva y volver a enamorar a una nación. Hace poco anunció que protagonizará y dirigirá What Happens Later, una comedia romántica en la que hará dupla con el actor David Duchovny. El proyecto está en marcha y llegará a los cines en 2023. ¿Será su renacer?