La conmemoración por Fiestas Patrias en Perú, el pasado 28 de julio, marcó el inicio de una tensión inesperada entre Lima y La Paz, tras un mensaje presidencial que tuvo repercusiones diplomáticas inmediatas. En su discurso ante la nación, Dina Boluarte sostuvo que, luego de la destitución de Pedro Castillo, su Gobierno actuó con “respeto al orden democrático y la institucionalidad”, y advirtió que, de haber sido de otra manera, el país podría haber enfrentado “graves consecuencias, con elecciones en medio de la violencia y un poder autoritario e improvisado”. Más adelante, apuntó contra los promotores de las protestas en su contra, a quienes acusó de buscar que “el Perú se convierta en un país fallido como Venezuela, Cuba y Bolivia”.
La referencia directa a generó el rápido pronunciamiento del viceministro de Exteriores boliviano, Elmer Catarina, quien convocó al encargado de negocios de Perú en La Paz, Carlos Montoya, para expresar el rechazo oficial a las declaraciones de Boluarte. Frente a la creciente tensión, el canciller peruano Elmer Schialer buscó bajar el tono, asegurando que se trató de una “malinterpretación” y reafirmando la vigencia de los canales diplomáticos. “Esto no significa una ruptura ni un distanciamiento. Todo lo contrario. La presidenta ha dispuesto que una delegación importante del Perú asista al acto del 6 de agosto en Bolivia”, precisó, refiriéndose a la celebración por la independencia boliviana.
No obstante, el propio presidente Luis Arce, utilizó sus redes sociales para expresar su “enérgico rechazo por la inadmisible declaración sobre nuestro país emitida por la presidenta de la República del Perú, Dina Boluarte, en ocasión de su mensaje a la nación”. Arce sostuvo que la declaración “no representa el verdadero sentir del pueblo peruano, con el cual mantenemos históricos lazos de hermandad, respeto y cooperación”.
Consultado sobre ello, el titular de Relaciones Exteriores mencionó que se encuentran en conversaciones diplomáticas. Aunque reconoció la molestia del país vecino, mencionó que mal haría en modificar un mensaje presidencial, por lo que «no agregaría ni quitaría una sola coma ni un solo énfasis». “El gobierno peruano mantiene firme su postura, pero siempre privilegiando la vía diplomática para aclarar cualquier desencuentro”, subrayó Schialer, quien también advirtió que el tema está siendo seguido de cerca con Cuba y Venezuela, países igualmente mencionados en el discurso de la presidenta.