Opinión

Una misiva sobre el futuro

Vengo del futuro. Un futuro en el que los hombres y mujeres son iguales, tienen sueldos iguales, derechos iguales y son totalmente iguales ante la Ley. Los hombres y las mujeres pueden tener hijos, ello independientemente de estar en pareja o no. Hombres y mujeres pueden concebir, o embarazarse vía trasplante creciente, una técnica en la que se inserta un aparato reproductor inseminado en miniatura que crece dentro del vientre del hombre o de la mujer que no puede tener hijos. También pueden abortar si así lo desean. Sin embargo, la práctica de tener hijos vía interacción de sexos diferentes es aún ampliamente practicada en el mundo. Cómo si la reproducción genética a la antigua tuviera una fuerza insuperable. El placer está muy asociado a la moda y el placer sexual se ve como un videojuego de hace 20 años. Son los países pobres los que más lo practican. Ser progresista en el futuro es luchar contra la igualdad entre hombres y mujeres. Cosa curiosa, la independencia económica y social de las mujeres no se logró por los movimientos sociales, sino por la automatización de la producción y de diversas tareas domésticas urbanas y rurales. En el lapso de diez años el mundo se vio inundado de pequeños robots que hacían de todo, limpiaban, cocinaban, iban a recoger agua, cuidaban los niños, recogían la cosecha, etc. Y eran robots baratos.

Una familia rural de los Andes tiene como promedio dos robots de estos en la casa, y eso liberó a las mujeres de prácticamente el 90% de sus actividades domésticas a nivel global en menos de cinco años, lo cual les dio a las mujeres más tiempo para dedicarlo para la producción y generar riqueza, y para estudiar o tener trasplantes de conocimiento, servicio que se extendió por todo el mundo a precios muy accesibles, y todo esto generó que las mujeres se hicieran independientes. Pero lo que consolidó la independencia femenina fue el hecho que los hombres no fueron capaces de quitarle dinero a las mujeres, o en general ya nadie podía quitarle dinero a nadie porque se implantaron los sistemas de pago mentales. El dinero o las tarjetas ya no existían. Todas las operaciones eran mentales y cada ciudadano era un actor clave en el Banco de Reserva de cada país. Con las transacciones financieras mentales se acabaron los robos, o quitarle dinero a cualquiera, incluyendo a cualquier persona cercana o a la pareja.

Al triplicarse la producción mundial con la fuerza económica de las mujeres liberadas, se quintuplicó el consumo de recursos naturales, lo cual creó durante una década una crisis alimentaria y de agua que casi termina con la humanidad. Fue esta crisis la que agudizó el ingenio y generó una solución muy particular la cual contaré en una próxima misiva. Esta crisis alimentaria hizo que se perdieran muchos cultivos y mucha biodiversidad y por ejemplo las uvas casi desaparecieron, quedan muy pocas en algunos laboratorios, pero ya es imposible cultivarlas extensamente como se hace en esta época. Pero con la alta demanda de alcohol que había se comenzaron a producir pisco, cerveza y vinos sintéticos. Esta es quizás una de las razones por lo que me gusta la época actual donde todavía se pueden tomar vinos naturales y hasta un pisco sour con limones verdaderos.

Las Organización de las Naciones Unidas desapareció. Luego de la tercera guerra mundial, la década del cervo-virus y la crisis de los alimentos y el agua, y ante la incapacidad de esta organización mundial de atender los problemas crecientes del mundo, muchos países apoyaron la disolución de esta organización y votaron por crear un gobierno unificado. Tenemos un gobierno para cosas globales, y los gobiernos de los países son para cosas locales. Se parece un poco a algunos sistemas federados de algunos países en la actualidad, pero a nivel global.

En el futuro, siguen saliendo ideologías adaptadas de las antiguas ideologías (las que se difunden mucho por ejemplo en el presente) y que buscan seguidores modernos. Es así, por ejemplo, que han salidos nuevos Marxs, y se autodenominan los Merx, Murx, Mirx o Morx, dependiendo del siglo en que aparecieron. E igualmente, han salido muchos seguidores de antiguos ideólogos pero adaptados a las tecnologías y a la comunicación mental, y tienen su mayor público en los países pobres, ya muy pocos por cierto, que son los únicos que todavía ponen sus destinos en tela de juicio.

Las iglesias todavía existen en el futuro. Han cambiado mucho, y por ejemplo los pecados ya no existen, ello debido a que la lujuria y el robo prácticamente son situaciones excepcionales que se dan solo en los pocos países pobres que quedan. En el futuro, existen placeres más sublimes que el sexo y la reproducción no es facultad exclusiva de las mujeres. Mentir también es muy difícil con la conexión mental que ahora tienen todas las personas y honrar al padre y la madre se hace difícil cuando los roles son principalmente artificiales. Los diez mandamientos son algo del pasado. Es decir, de este presente, y las iglesias se concentran en formar filósofos o meditadores.

Existen todavía ciudades grandes, pero ya no son necesarias. La mayoría de gente prefiere los centros poblados chicos, estilo suburbio, o casas aisladas en zonas de belleza paisajística destacada. Con todas las conexiones mentales y la automatización que hay, la exigencia de las reuniones presenciales o el contacto físico son cosa del pasado, o mejor dicho de este presente. Grandes infraestructuras urbanas están abandonadas y muchos trenes por ejemplo circulan vacíos y otros fueron comprados por empresas de delivery. Con la instauración de la conexión mental quebraron muchos negocios y muchas ciudades tuvieron un éxodo masivo de habitantes, lo que las hizo quebrar.

Si los del presente supieran lo que se viene estoy seguro de que estarían mirando el futuro de otra manera.

(*) Urbanista. Analista de escenarios futuros.