Los acontecimientos que van sucediéndose en los últimos días, tienen una secuencia de película mal montada, o por lo menos, montada por algún aficionado que quiere hacer registros de lo insólito, en una síntesis donde se pendula lo inverosímil y la estupidez.
El gran escenario, es el Perú que ha sido estampado con un triste collage de pobreza multidimensional, tanto en lo material, como en lo espiritual de su población, la misma que es testigo mudo, de cómo la flor y nata del Ministerio Público, falla vergonzosamente por nueve veces, sin poder acusar en un caso de interés público, evidenciando un probable prevaricato.
Las correrías inescrupulosas de delincuentes con patente de Congresista, que han encontrado la clave de la impunidad a sus crímenes, juegan sobre el lodo hediondo generado por actos de extorción a sus propios servidores, y hoy, se abrazan y pactan alianzas, para que el hermano del corrupto condenado de la mafia de Junín, llegue a ceñirse la banda de la presidencia del Congreso de la República.
El disléxico presidentillo de la noble nación mexicana encarga a su par en la zona austral del continente, para que el Perú asuma la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico, después de haber cometido grave injerencia en asuntos que no son de su competencia, perturbando el orden internacional basado en el respeto mutuo de las naciones, lo que a su vez ha convertido a la región en el “hazme reír” ante los países del otro lado del Mundo.
Los cómplices del delincuente abatido por las fuerzas policiales, salen en libertad para que continúen ejerciendo sus crimines contra la ciudadanía, como corolario de las ineficiencias del sistema judicial.
Las poblaciones que exhiben los más altos grados de deficiencia nutricional, que sobreviven en el altiplano donde resplandece el lago Titicaca, se preparan para irrumpir contra Lima perturbando el orden público, en obediencia a algunos personajes que, atrofiados por la anemia, no alcanzan a comprender que el Perú, es unitario como Nación y como Estado, y que atentan contra su propia identidad de peruanos, al querer respaldar a la mal llamada nación pluricultural boliviana, en sus afanes de consolidar hegemonías raciales, ajenas a la razón y la ciencia.