Opinión

Nuevo Perú apuesta por Vicente Alanoca, ¿mesías andino o populismo étnico?

El partido de Verónika Mendoza deja atrás su discurso progresista y lanza oficialmente como candidato presidencial a Vicente Alanoca, un intelectual aymara que promete gobernar con el "pensamiento político ancestral andino" como bandera. ¿Reivindicación histórica o colectivismo radical en versión andina?

“¡Terremoto en la política peruana!”, exclama un seguidor de Alanoca anunciando que “desde lo más profundo del altiplano Vicente Alanoca viene a sacudir Lima con el poder ancestral de los Andes”. Dice que no es izquierda ni derecha, afirma ser “la raíz” que define como el “pensamiento político ancestral andino”.

Suena poético y místico pero si rascamos un poco la pintura dorada de su discurso veremos el viejo colectivismo de siempre solo que disfrazado de «sabiduría originaria»; más comunista que Pol Pot, pero con doctorado, poncho y discurso de TikTok.

Vicente Alanoca no es un personaje improvisado como lo fue Pedro Castillo; tiene un currículum que muchos quisieran, es doctor en Derechos Humanos, doctor en Historia de América Latina, magíster en Lingüística Andina, licenciado en Antropología, además (según afirman) ha sido investigador en la Universidad Complutense de Madrid. Sabe lo que dice y habla de tal manera que parece que llega para salvarnos de nosotros mismos.

Nuevo Perú, el mismo partido que con Verónika Mendoza a la cabeza prometía una izquierda moderna ahora abraza un discurso que suena más a un rito ancestral que a un programa concreto.

¿Pero qué es realmente eso del “pensamiento político ancestral andino”?

No es nada más que un pensamiento idealizado rayando con lo mítico; propone que el modelo de organización prehispánico con el ayllu, el ayni y la minka, es mucho mejor que las instituciones modernas; desde su lógica no hay propiedad privada, no hay democracia representativa y no hay mercado, todo se basa en comunidad, reciprocidad y armonía con la tierra o Pachamama, como prefieren llamarla.

Claro que suena bonito pero, ¿funcionaría como un modelo de gobierno en una república contemporánea? La respuesta es obvia, no funcionaría, no es más que una visión romántica para nada democrática ni pluralista que parte de la absurda presunción de que existe una “verdadera y única” forma andina de gobernar y que es superior a cualquier otra que exista.

La cuestión es que en su discurso político, ese “pensamiento ancestral”, es solo un caballo de Troya que le sirve para justificar el colectivismo y verticalismo disfrazado de sabiduría milenaria, además de ser un rechazo a las libertades individuales. Es en esencia una utopía autoritaria con estética de mural escolar y bandera whipala.

Vicente Alanoca quiere ser el candidato de la «revancha simbólica», no solo quiere postular, también quiere dejar huella y por eso se presenta como el primer candidato aymara que busca el sillón presidencial. No pide permiso y ya retó públicamente a Rafael López Aliaga, Keiko Fujimori, Luis Bazalar y Alfonzo López Chau a un debate cara a cara porque simbolizan el poder tradicional al que se opone, además debatir con ellos le permitiría ganar visibilidad y marcar distancia frente al establishment que, según sus palabras ha ignorado históricamente a las grandes mayorías indígenas.

Dice que no lo acallarán con terruqueos ni estigmas y no lo grita en una marcha, lo proclama desde una candidatura oficial respaldada por una organización política nacional con un mensaje claro: él no quiere representar a todos, quiere que el “Perú profundo” tome el poder.

¿Está preparado el Perú para un presidente indígena? Por supuesto que sí. ¿Está preparado para un discurso identitario radical que divide al país entre “auténticos peruanos” y “ajenos”? Esa es otra historia.

Porque si hablamos de historia, ya se sabe cómo termina todo cuando la política se basa en el origen y no en las ideas.

Vicente Alanoca no está rescatando el pasado, está instrumentalizándolo, y por más títulos académicos que ostente su visión del poder recuerda menos a Túpac Amaru y más a un Pol Pot con poncho.


Comentarios

  1. Otro loco radical, que no les basta con el millón de venezolanos que huyeron de la Venezuela Chavista y que ahora los vemos en todos lados???

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