Opinión

Los aranceles de Trump no son solo economía, son una estrategia de guerra

Donald Trump no solo impone aranceles por razones económicas; detrás de cada anuncio, amenaza o sanción comercial, hay una estrategia más amplia y profundamente geopolítica, casi de guerra fría.

La doctrina de “America First” no solo fue grito de campaña, sino un plan de reconfiguración total del papel de Estados Unidos en el mundo.

En sus más recientes movimientos, Donald Trump —hoy nuevamente figura central del tablero internacional— ha comenzado a aplicar aranceles severos a todo los países, esta medida no es netamente económica, forma parte de un diseño mayor que busca que Estados Unidos reduzca su dependencia de otros países en sectores clave como energía, defensa, alimentos, tecnología e industria.

Aranceles como armas

Para Trump, los aranceles no son simples herramientas de ajuste económico, sino instrumentos de presión estratégica; funcionan como palancas para traer de vuelta las industrias al suelo norteamericano, aunque esto signifique recesión, inflación o tensiones diplomáticas. El razonamiento es claro: más vale pagar el precio hoy que ser vulnerable mañana.

Bajo esta lógica el objetivo no es solo mejorar la balanza comercial, sino preparar al país ante un eventual conflicto global, en el que Estados Unidos no pueda contar con proveedores extranjeros. La pandemia de COVID-19 ya mostró la fragilidad de las cadenas de suministro y Trump va más allá: quiere fábricas funcionando en Detroit, no en Shenzhen.

¿A qué se prepara Estados Unidos?

El regreso forzado de empresas manufactureras, la presión sobre socios para relocalizar operaciones, la autosuficiencia energética, y el endurecimiento comercial con países como China, Rusia o incluso la Unión Europea, revelan algo más profundo: Trump se está preparando para un mundo más inestable, más dividido, más cercano a una guerra mundial que a una globalización armoniosa.

La pregunta ya no es si las medidas arancelarias son buenas o malas para la economía a corto plazo; la verdadera pregunta es: ¿está el mundo al borde de una ruptura total del orden comercial tal como lo conocemos? Trump cree que sí. Y por eso se blinda.