Opinión

EsSalud, el cementerio del Estado

EsSalud ya no es un sistema de salud, es un trámite mortuorio. Un laberinto kafkiano donde los pacientes entran vivos y salen muertos, donde cada pasillo huele a espera, resignación, a muerte anunciada y no por falta de médicos capaces sino por una burocracia podrida y corrupta que se alimenta de papeleo y se oxida en la inacción.

En EsSalud no se atiende se sobrevive y eso solo si tienes suerte si tienes un contacto. Vas a hacer cola desde la madrugada si no te mueres antes.

La realidad es que EsSalud ha abandonado su razón de ser: proteger la vida y hoy su especialidad es hacerla más difícil, más corta e indigna.

Ambulancias en abandono absoluto —algunas con menos de cinco años de uso— se pudren en patios olvidados, mientras el directorio aprueba con bombos y platillos nuevas compras millonarias. ¿Para qué reparar lo que ya se tiene si es más rentable comprar que mantener?. Para sus directivos es más atractivo licitar que gestionar y la lógica del despilfarro ha sustituido a la lógica del servicio.

Los hospitales están colapsados desde hace mucho tiempo, las citas médicas se programan para dentro de meses —si tienes suerte de consegir una—, los exámenes importantes se postergan indefinidamente mientras los pacientes con cáncer mueren esperando una operación que no llega. Los asegurados ruegan por una cama -que no hay- mientras los funcionarios de EsSalud sí tienen oficinas modernas, camionetas nuevas, y contratos jugosos que solo benefician a unos pocos.

Cada muerte evitable en EsSalud es un crimen silencioso, una vida que el sistema dejó caer y nadie asume responsabilidades. Nadie renuncia ni da explicaciones, la institución está secuestrada por la indolencia, por el tráfico de influencias, por la mediocridad institucionalizada.

¿Hasta cuándo permitiremos que EsSalud siga siendo el símbolo más cruel de la ineficiencia estatal? ¿Hasta cuándo veremos morir a nuestros padres, hermanos, hijos, en salas de espera que nunca se abren? El sistema no necesita una reforma lo que se requiere es una purga. Una intervención real, un liderazgo con sangre en la cara y no en las manos.

Porque hoy, EsSalud no salva. EsSalud entierra.