Opinión

Escenarios geopolíticos en el futuro próximo

Analizar el futuro en términos temporales específicos resulta complejo; solo es posible elaborar proyecciones basadas en los acontecimientos actuales. Los tradicionales conceptos de base económica y superestructura continúan vigentes, y es precisamente la economía la que sigue configurando las dinámicas globales. Históricamente, las naciones con mayor poderío económico han tenido una influencia determinante sobre el devenir mundial. La forma en que cada país gestiona su capital responde a procesos históricos particulares, aunque las políticas implementadas por las potencias suelen generar impactos que trascienden sus propias fronteras en países como Perú. Estas naciones poderosas han consolidado tanto condiciones objetivas como subjetivas que favorecen la continuidad o imposición de diversas formas de imperialismo sobre países que, de alguna manera tienen subordinados económicamente.

La guerra entre Rusia y Ucrania, iniciado formalmente en febrero de 2022, se inscribe en una trayectoria que remonta al Euromaidán de 2014 y la posterior anexión de Crimea. Más que un enfrentamiento bilateral, se trata de una guerra por delegación (proxy war) entre Estados Unidos —actuando indirectamente a través de la OTAN y Ucrania— y Rusia. Si bien algunos comparan la Rusia actual con la antigua Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, lo cierto es que, en términos de capacidades militares y económicas, el panorama ha cambiado considerablemente. La potencia nuclear es el único factor que aún otorga a Rusia una posición destacada en el mapa global. Más de tres años de hostilidades, aun la guerra no da señales de concluir. A pesar de las promesas de pacificación inmediata formuladas por Trump durante su campaña, los primeros 100 días de su gestión no han aportado soluciones concretas. La diplomacia ha fracasado sistemáticamente, y Europa sufre las consecuencias de una crisis prolongada. 

El discurso confrontacional del actual mandatario estadounidense ha contribuido a intensificar las tensiones: Putin ha salido fortalecido, mientras que la OTAN busca reforzar su estructura militar sin depender completamente de EE.UU. En medio del conflicto, Ucrania ha ganado cierta cohesión interna, especialmente tras la visita de su presidente a la Casa Blanca, a pesar de que su mandato constitucional ha expirado. No obstante, las leyes ucranianas permiten su continuidad en el poder durante situaciones excepcionales como esta.

El papel de los medios de comunicación, y especialmente de las redes sociales, ha generado un clima de desinformación y confusión a escala global. Para comprender adecuadamente el contexto actual, es imprescindible reconocer las recientes transformaciones geopolíticas: la pérdida progresiva de la hegemonía estadounidense, el ascenso de China como actor global, y la consolidación del bloque BRICS. Estos procesos no responden a una secuencia histórica lineal, sino que son fundamentalmente disruptivos y están configurando un nuevo orden internacional. A continuación, se plantean tres posibles escenarios a futuro:

  1. China como nueva potencia hegemónica: Aunque la relación comercial entre China y Estados Unidos es profunda, es poco probable que este último ceda su rol hegemónico sin resistencia. A diferencia de hegemonías históricas que perduraron siglos (como las de España, Reino Unido o Francia), el liderazgo global de EE.UU. tiene menos de un siglo de duración. Sin embargo, el acelerado ritmo de los cambios tecnológicos y la globalización ha modificado profundamente la dinámica histórica.
  2. Un nuevo orden bipolar: En este escenario, China y Estados Unidos compartirían el liderazgo global, configurando una especie de reedición de la Guerra Fría. En términos de autosuficiencia, países como China o Rusia podrían sostener regímenes autárquicos incluso en un contexto de guerra. En contraste, Estados Unidos depende significativamente de estas economías.
  3. Un mundo multipolar: En esta alternativa, no existiría un reemplazo único de la hegemonía ni una dualidad dominante, sino múltiples centros de poder. El bloque BRICS aspira precisamente a esa configuración. Entre sus principales objetivos destacan:
    1. Promover un sistema mundial multipolar menos centrado en Estados Unidos y Europa.
    1. Impulsar la cooperación en ámbitos económico, político y tecnológico.
    1. Promover la reforma de instituciones internacionales como el FMI, el Banco Mundial y el Consejo de Seguridad de la ONU. o            Crear mecanismos financieros alternativos, como el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB).

El creciente número de países interesados en unirse al BRICS evidencia su creciente relevancia. Si bien actualmente funciona como un foro de cooperación multilateral, podría evolucionar hacia una organización jurídica internacional con gran poder, similar a la OTAN o la OEA.

Al estar transitando apenas el primer cuarto del siglo XXI, resulta difícil formular predicciones precisas. El escenario actual, dominado por tensiones geopolíticas, amenazas económicas y conflictos armados, no ofrece un horizonte claro. La errática política exterior estadounidense complica aún más cualquier pronóstico. Un viraje en la actitud del liderazgo actual — particularmente en relación con los conflictos de Gaza y el Donbás, así como con la política arancelaria— podría modificar sustancialmente la percepción global de Estados Unidos e incluso mejorar el posicionamiento internacional de Trump, quien necesita con urgencia recuperar prestigio.

General del Ejército de Perú, en situación de retiro, ex Jefe del Comando Conjunto de las FFAA, Ex Comandante General del Ejército, Ex Comandante del Comando Especial VRAE, ex Comandante del Frente Huallaga