Opinión

¡Elecciones en peligro inminente!

La revelación que Vizcarra recibió un millón de soles por influir a favor de la corrupta OBRAINSA –aparecida en el decano de la prensa nacional– precariza, aún más, la posición presidencial. Cada vez se hace más notorio la incompatibilidad entre su permanencia en el cargo y las exigencias de una investigación en serio. Pero dejemos que dicha contradicción se resuelva al compás de los nuevos indicios delictivos, que lo siguen enlodando.  Sin el apremio de una vacancia prematura por parte del Congreso. ¡Qué el fruto infecto, caiga por su propio peso putrefacto!. Pero eso sí, vigilando con celo el derrotero de las indagaciones fiscales.

Más significativo es su impacto negativo para el desarrollo electoral próximo. La suerte de Vizcarra será la de un pillo en descomposición y decrépito, un acontecimiento marginal en el anecdotario político. En cambio, el resultado de los comicios del año que viene, sí gravitará en el futuro inmediato del país. Si los peruanos no logramos, mediante elecciones limpias, liberarnos de la herencia autoritaria y corrupta del vizcarrismo, la tragedia de los últimos dos años y medio se prolongará indefectiblemente.  

Nuestro pueblo seguirá sufriendo los estragos de la pandemia, el país no se levantará de la debacle económica y la subsiguiente miseria general, los caviares –aupados en puestos estatales y sin rendir cuentas a nadie– redoblarán su ofensiva globalista contra nuestras tradiciones nacionales, libertades y valores familiares. Y, por cierto, jamás recuperaremos la justicia porque la Fiscalía, la Junta de Justicia, el Tribunal Constitucional y la Judicatura continuarán uncidos al Gobierno; ni tendremos una prensa libre ajena a los planes oficialistas, gracias a la compra millonaria de su línea editorial.  

¿Alguien puede creer que Vizcarra –cual fiera herida, acosado por la sombra de la cárcel en tanto surgen nuevas pruebas– no va intentar manipular el proceso electoral en marcha?. ¿No existe acaso la tentación objetiva para disponer electoralmente de los recursos estatales, de la administración pública, del mando sobre la policía y las FF.AA., de las escuchas ilegales de la DIVIAG y demás servicios de inteligencia?. ¿Se favorecerá a las candidaturas títeres en liza, a cambio de la impunidad para aquel delincuente en ciernes, que todavía mora en Palacio de Gobierno?

La transición democrática está amenazada porque las elecciones no serán normales, limpias ni regulares. Aquellos que de buena fe participen en la campaña electoral no pueden obnubilarse ni perder esta perspectiva, pues el costo será convertirse en cómplices involuntarios de un fraude gigantesco. Y, por su parte, la ciudadanía democrática deberá movilizarse y defender la vigencia de la República, contra la hedionda y corrosiva persistencia del vizcarrismo.