Opinión

COVID-19 y Cambio Climático

Los bosques son una fuente de oxígeno, que todo humano necesita para respirar. Adicionalmente, son parte de los lugares donde múltiples especies animales y vegetales se desarrollan y viven. Otras funciones de los bosques que están ampliamente documentadas incluyen: i) filtrar, limpiar y controlar los flujos de agua; ii) regular el clima; y iii) ser uno de los actores principales en la conservación de suelos.

Para tener una idea de la importancia de las funciones que cumplen los bosques podemos apreciar algunos datos: existen cálculos que indican que los suelos de los bosques absorben hasta cuatro veces mas agua de lluvia comparados con los suelos que solo se encuentran cubiertos por pastos. Esta comparación se hace más marcada al compararlos con los suelos que no tienen vegetación: los suelos de bosques tienen el potencial de absorber hasta 18 veces más agua de lluvia. Como consecuencia de estas funciones, no es difícil apreciar el poderoso papel de los bosques en la prevención de desastres naturales y eventos climáticos extremos. En el caso de desastres naturales provocados por el agua, los bosques tienen la capacidad de reducirlos y hasta prevenirlos, reduciendo el potencial catastrófico de las inundaciones y los desprendimientos de tierra (huaicos).

Para los efectos de este artículo, vamos a destacar otra importante función de los bosques. A través de la fotosíntesis, las plantas transforman el dióxido de carbono (CO2), y como uno de sus productos devuelve oxígeno al ambiente. Esta cualidad les permite a los bosques atrapar y almacenar gigantescas cantidades de dióxido de carbono. Una consecuencia muy positiva de este proceso es reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en el ambiente, lo cual contribuye a frenar el avance del calentamiento global (mitigar) y el cambio climático.

El problema es la excesiva e ilimitada intromisión del hombre en este proceso. La deforestación causada por actividades humanas contribuye a cortar este proceso de las plantas, y causar un doble efecto negativo: no solo se deja de absorber el dióxido de carbono, sino que además se libera el que ya almacenaban. Es por ello que existen estimaciones que indican un 25 o 30 por ciento de los gases de efecto invernadero que cada año se liberan a la atmósfera se deben a la deforestación.

En general, las actividades humanas globales que más contribuyen a la deforestación incluyen: i) demanda de madera; ii) pastos para ganadería y; iii) nuevas zonas de cultivo. En el caso específico del Perú (además de las ya mencionadas), las mayores contribuciones a la deforestación incluyen: i) minería ilegal (el mercurio es especialmente complejo por sus efectos en los suelos), ii) tala ilegal y; iii) expansión de la palma aceitera.  Todas estas actividades humanas contribuyen al cambio climático, temperaturas promedio más altas y sus consecuentes eventos climáticos extremos (cada vez más frecuentes y poderosos).

EL NEXO

Vamos a explorar la conexión entre el Covid-19 y el Cambio Climático. La teoría formal del origen del virus CoviD-19 es que una persona estuvo en contacto con un murciélago en un mercado en Wuhan, China. El virus pasó del murciélago al humano, empezó la cadena de contagios y el resto es historia. Otras teorías apuntan al tráfico de pangolines desde las selvas tropicales del sureste de Asia. En ambos casos estamos ante animales salvajes, especies que normalmente no estarían en contacto con humanos.

Pero no es la primera vez que aparece una epidemia con potencial de contagio mundial, como consecuencia de la actividad del hombre. Existen explicaciones científicas que vinculan la deforestación con las nuevas enfermedades infecciosas que seguramente van a continuar apareciendo. Otros casos vinculados en su mayoría a la deforestación y el contacto entre humanos y especies que de otra manera no se hubiera producido, incluyen: i) 2012, murciélagos infectando a camellos, el Síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV) en Arabia Saudita; ii) 2007, Uganda alertó que la fiebre hemorrágica había sido provocada por el virus del Ébola. El origen de este brote fue la carne de algunos monos infectados de la especie Colobus roja que los chimpancés atacaban, un científico se contagió y empezó la cadena de transmisión.

La conexión entre el Covid 19 y el cambio climático tiene como punto en común la deforestación. Por diversas razones, la deforestación logra poner en contacto especies y virus que de otro modo no se acercarían a los humanos. La ambición ilimitada del hombre es incompatible con la sostenibilidad de los recursos del planeta Tierra. Debemos repensar nuestra relación con el planeta que habitamos.

(*) Consultor Ambiental