Columna publicada en el diario Expreso.
Los caviares ya tienen a su candidato presidencial para las elecciones del 2026: Martín Vizcarra. El problema es que el vacado exmandatario se encuentra inhabilitado hasta por 10 años para ejercer cualquier cargo público, por lo que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) eliminó recientemente su nombre del padrón de afiliados del partido Perú Primero.
Sin embargo, la tótem caviar RMP viene asegurando que la ideologizada CIDH, a la que ya acudió el ‘Lagarto’ con una medida cautelar, fallaría a favor de Vizcarra y anularía las dos inhabilitaciones que le aplicó el Congreso (por el caso ‘Vacunagate’ y por sus vínculos con empresas privadas cuando fue ministro de Transportes de PPK), amparándose en el precedente del comunista Gustavo Petro, que hoy es presidente de Colombia.
También Martín Vizcarra ha acudido con recursos al Tribunal Constitucional para borrar sus sanciones políticas, pero es improbable que tenga éxito en esta última instancia local, pues, en ambos casos mencionados, el Parlamento, haciendo uso de sus facultades exclusivas y excluyentes, respetó el debido proceso, así que al traidor contumaz solo le queda la vía supranacional para participar en los siguientes comicios.
En el peor de los escenarios y, contraviniendo la soberanía nacional, la CIDH podría determinar que el Legislativo vulneró el derecho a la participación política de Vizcarra, aunque este fallo sería totalmente ilegal, puesto que la inhabilitación política es una facultad del Congreso, que está conformado por diferentes bancadas y exige un acuerdo mínimo para tomar esta clase de decisiones. De ocurrir ello, el Gobierno de Dina Boluarte, a quien los caviares quieren enjaular, no tendría que aceptar la resolución de la CIDH, y no pasaría absolutamente nada, como ya sucedió con el caso del indulto del fallecido expresidente Alberto Fujimori.
Es así que a RMP no le ha quedado otra opción que amenazar con eventuales movilizaciones si es que al procesado por recibir 2.3 millones de soles en coimas de empresas corruptas del ‘Club de la Construcción’ a cambio de obras públicas no le permiten participar en las elecciones del 2026.
No obstante, solo unos cuantos descerebrados pagados podrían marchar en respaldo al exgobernador regional de Moquegua, cuya vacunación a escondidas acabó con ese apoyo popular que consiguió al cerrar de manera inconstitucional el Congreso de mayoría fujimorista, lo que, por cierto, le podría significar una nueva inhabilitación, ya que la actual presidenta del TC, Luz Pacheco, ha dicho, sin miramientos, que se trató de un golpe de Estado.
Todo indica, entonces, que los parásitos caviares tendrán que seguir añorando las consultorías que Vizcarra les daba y, a su vez, sus medios amigos seguirán extrañando la publicidad estatal con la que vendieron su línea editorial al reptil, quien, si hay justicia en este país, tendría que recibir una condena de cárcel en las próximas semanas.