En el deambular sin rumbo de la vieja nación que otrora fuera el Tawantinsuyo, hoy recortada por sus cuatro puntos cardinales, escindida por ambiciones inconfesables de sus traidores huéspedes, vemos con estupor la brújula que oscila en un mar de incertidumbres.
Nadie puede predecir el destino que nos espera, pero que este se mantendrá dentro de la bruma espesa de la corrupción, el chantaje, la extorción, y sobre todo la indiferencia que alimenta el deteriorado espíritu que antes, guerrero y heroico emblemaziraron Bolognesi y Grau, es un hecho que la historia finalmente acabará registrando, como el triste paso de la generación más decadente y pusilánime, que sin mérito sobrevivió en el Perú.
El acomodo en el poder de gente sin escrúpulos, debido a la maniobra temeraria de los herederos del genocida movimiento senderista-comunista, aprovechado por Cerrón el fugitivo corrupto, el ignaro y hoy preso, después de haber abortado su GOLPE DE ESTADO, Pedro Castillo, su sucesora constitucional, y la comparsa que medra todavía, del cada vez más empobrecido erario, tienen que ser juzgados severamente, y si algún día Perú recupera el valor de la justicia, paguen en vida por el gravísimo daño inferido a uno de los países más ricos de la región.
La cereza que adorna el bodrio que, a manera de pastel de fin de año, nos presenta el Estado, es la inscripción como partido político de una banda de asesinos de policías, cuyas arengas postulan a favor de la xenofobia, homofobia, y la destrucción de la democracia…es decir, que hay, gracias al nefasto J.N.E., una posibilidad de “enriquecer” más las modalidades delincuenciales representadas en el actual Congreso de la República.
Resulta por todo lo dicho, que es una broma de mal gusto saludar con esperanza el advenimiento del nuevo año, porque lo más digno, en estas circunstancias, sería recibir el pésame por la lenta agonía de nuestra democracia, o…Ud. ¿Qué opina?