Opinión
¡Asu!, qué manera
Publicado hace
4 añosel
Por
Jaime Salomón *Las fracturas (medibles y cualitativas) que generan tensiones entre unos y otros nacen porque no todos los ciudadanos tienen las mismas oportunidades para acceder a recursos básicos que les permitan desarrollarse; es ahí donde la política de Estado juega un rol importante para regular las relaciones y minimizar los conflictos.
El poder debiera ser el resultado de una preparación de años y mantenido en el tiempo en función a la relación que la persona genera con el pueblo. Desde el punto de vista racional, el poder se logra cuando la persona tiene como base el conocimiento y la reputación, llegando a persuadir y convencer en base a legitimidad y confianza.
Si bien el pueblo pretendió limpiar la política en las elecciones de inicio de año, aparentemente faltó jabón en el proceso de selección. ¿será lo mismo en la campaña 2021?
El problema es que la política es manejada por los políticos y, en esta época, ellos intervienen cuando les conviene; por lo que se mantienen las evidentes desigualdades generadas por la falta de atención y de conciencia del Estado sobre la realidad nacional, generando movilizaciones de apoyo a las demandas de la población que, en varios puntos cardinales, ya está escalando a nivel de conflicto en escenario público. Mientras, las instituciones del Estado subsisten sin equipos preparados que puedan leer la calle, que puedan identificar los problemas, tomarle el pulso a la sociedad. O proponer eficientes estrategias y planes de acción.
Mientras y de forma ajena a cualquier análisis, lo correcto y legal quedó archivado aflorando el “lo que me dé la gana” por sobre cualquier norma.
Ciertos políticos de turno terminan encandilados (o emborrachados) por el poder que ostentan porque no están preparados para ello. En nuestra realidad, los votantes asignan legitimidad a las personas con mayor carisma, sin analizar si están preparados; por lo que, una vez en el poder, lo ejercen de forma coercitiva, basado en amenaza, generando temor y, peor aún, sin siquiera respetar la legitimidad de la Carta Magna.
Pero, el pueblo terminará achacándole la culpa al Ejecutivo cuando el Tribunal Constitucional nuevamente declare inconstitucional las leyes congresales. No se trata de populismo, sino de hacer buen populismo que perdure en el tiempo, sin proponer populismos en base a violación y estruje de la constitución. Por ejemplo, en lugar de dar la Ley sobre los fondos de la ONP, debieron trabajar y perfeccionar la Ley existente y unificarla con la Ley de AFP, a fin que todos los peruanos tengan el mismo trato. Más, basado en que los fondos que les descuentan a los trabajadores son intangibles.
Que nos espera, considerando que el estrés que vienen generando las decisiones congresales es muy superior al generado por la pandemia.
Con honestidad, respeto a los valores y capacidad de diálogo fomenten la buena relación con el pueblo, legislando en base al uso del bulbo raquídeo que permite aplicar los conocimientos y respetar las Leyes.
Trabajen por el Perú.
*Ciudadano, emprendedor y docente.