Un avance trascendental en la lucha global contra el VIH acaba de dar un paso clave hacia la equidad en salud: Lenacapavir, un fármaco inyectable altamente eficaz para prevenir la infección por el virus, podrá producirse en versiones genéricas sin licencia para más de 120 países con alta incidencia y recursos limitados.
Este medicamento, desarrollado por la farmacéutica Gilead Sciences y comercializado bajo el nombre Yeztugo, ha demostrado una efectividad casi total. Un estudio realizado con adolescentes y mujeres jóvenes en África arrojó una eficacia del 100% en la prevención del VIH. Meses después, otro ensayo clínico, realizado en cuatro continentes y con participantes de distintas identidades de género que tienen relaciones sexuales con hombres, confirmó una efectividad del 99.9%.
Lenacapavir ya fue aprobado para uso preventivo por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos. Además, Gilead ha iniciado los trámites de aprobación en países como Australia, Brasil, Canadá, Sudáfrica, Suiza, y está preparando solicitudes para Argentina, México y Perú.
En Europa, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está evaluando su solicitud bajo el procedimiento acelerado y a través del mecanismo EU-M4all, que permite, junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitir recomendaciones para el uso de medicamentos esenciales fuera de la Unión Europea, facilitando así su acceso en mercados con menos recursos.
En paralelo, la farmacéutica anunció un acuerdo con el Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, mediante el cual se compromete a suministrar gratuitamente dosis suficientes para tratar a dos millones de personas durante tres años.
No obstante, el entusiasmo viene acompañado de ciertas limitaciones. Según explica la experta en salud pública Belén Tarrafeta, los genéricos sin licencia no estarán disponibles antes de 2027, y muchos países de renta media, incluida una gran parte de América Latina, han sido excluidos de la lista. Además, Tarrafeta advierte que los contratos actuales entre Gilead y el Fondo Mundial mantienen en secreto el precio del medicamento, dificultando la planificación de programas de salud pública.
A pesar de estas barreras, la noticia marca un hito. Hace apenas 40 años, una infección por VIH significaba una condena de muerte. Hoy, gracias a la ciencia y a medicamentos como Lenacapavir, no solo es posible tratar el virus, sino prevenirlo de forma efectiva. El siguiente desafío será asegurar que este avance llegue realmente a quienes más lo necesitan.