En las últimas semanas, científicos han confirmado que la Tierra ha comenzado a rotar más rápido, reduciendo la duración de algunos días en fracciones de milisegundo. Aunque el fenómeno no se percibe en la vida diaria, los sistemas tecnológicos globales —como GPS, redes financieras y telecomunicaciones— podrían verse seriamente afectados si esta tendencia continúa.
Según datos del Instituto Internacional de Referencia de la Rotación Terrestre (IERS), los días 9, 10 y 22 de julio, así como el 5 de agosto de 2025, registraron una duración entre 1.2 y 1.5 milisegundos más corta de lo habitual (86,400 segundos). Estos cambios, imperceptibles para el cuerpo humano, son medibles por relojes atómicos y generan implicancias directas en la sincronización de tecnología crítica.
¿Por qué ocurre este fenómeno?
Uno de los principales factores es la posición extrema de la Luna. Cuando su declinación llega a 28° respecto al ecuador terrestre, influye en la conservación del momento angular del planeta, acelerando su rotación. Es como si el satélite natural diera un pequeño empujón desde el espacio.
A este fenómeno se suman variables más complejas como movimientos en el núcleo líquido de la Tierra, variaciones en la presión atmosférica y desplazamientos geofísicos. Sin embargo, muchos de estos factores aún no son bien comprendidos por la ciencia. El investigador Leonid Zotov, citado por medios especializados, reconoció que “nadie esperaba esta aceleración” y que “los modelos actuales no logran explicarla del todo”.
Tecnología en riesgo
Aunque perder 1.5 milisegundos por día no alterará tu rutina diaria, sí podría provocar problemas en sectores que dependen de la sincronización ultra precisa del tiempo. Desde la gestión de redes eléctricas y sistemas de navegación, hasta la ejecución de transacciones bursátiles, todos estos sistemas requieren una coordinación temporal impecable.
Como respuesta, se está evaluando la posibilidad de aplicar un “segundo intercalar negativo” por primera vez en la historia —una medida que consiste en eliminar un segundo entero del conteo oficial del tiempo—, posiblemente en 2029.
Un planeta dinámico
Este fenómeno confirma que nuestro mundo no es un reloj perfecto. La Tierra es una máquina viva, sujeta a fuerzas tanto externas (como la gravedad lunar) como internas (movimientos tectónicos y de su núcleo). Y aunque la aceleración actual podría ser solo un evento temporal o parte de un ciclo natural, también podría marcar el inicio de cambios más profundos en la medición del tiempo.
Por ahora, los científicos seguirán monitoreando esta inquietante —y fascinante— aceleración, que nos recuerda que incluso el paso del tiempo en la Tierra está en constante transformación.