Quienes trabajan desde muy temprano o salen de casa antes de las 7 a.m. lo han notado: Lima parece más oscura que de costumbre. Incluso pasadas las 6 de la mañana, el cielo se mantiene gris y opaco, como si la noche no quisiera irse. ¿Es una percepción o realmente está amaneciendo más tarde?
La respuesta es afirmativa. “Sí, está amaneciendo más tarde”, confirma Bremilda Sutizal, especialista en meteorología del Senamhi, en conversación con la Agencia Andina.
¿Qué está ocurriendo?
La explicación tiene relación directa con el solsticio de invierno, que comenzó el 20 de junio. Ese día marca el inicio formal del invierno en el hemisferio sur, y también es cuando se produce la noche más larga y el día más corto del año.

Este fenómeno astronómico se debe al movimiento de traslación de la Tierra: nuestro planeta gira alrededor del Sol en un trayecto que dura 365 días. Esta inclinación del eje terrestre y su posición relativa respecto al Sol modifican la cantidad de luz solar que recibimos en distintas épocas del año.
En invierno, los rayos solares llegan con menor intensidad y de forma más indirecta. Esto no solo genera menos calor, sino también menos horas de luz natural durante el día.
Lima, con su propio “filtro” gris
En Lima, además del efecto del solsticio, se suma otro ingrediente típico de esta época: la nubosidad densa y la neblina costera, que cubren la ciudad como una capa espesa desde la madrugada. Esa cobertura nubosa impide que la luz del sol penetre con normalidad, y acentúa la sensación de que el amanecer se retrasa.
“Las propias condiciones de nubosidad y humedad generan esa percepción de que el día no empieza, aunque el sol ya haya salido”, aclara Sutizal.
Lima, ubicada en la costa central del Perú y cerca del océano Pacífico, también se ve afectada por las corrientes frías de Humboldt, que enfrían el aire y favorecen la condensación de humedad. Resultado: más neblina, más frío y mañanas más oscuras.
¿Y hasta cuándo durará?
La especialista del Senamhi precisa que este fenómeno se mantendrá a lo largo de todo el invierno, aunque no será constante todos los días. El amanecer puede variar entre 30 a 80 minutos de retraso dependiendo de la ubicación y las condiciones climáticas de cada jornada.
Cuando llegue el solsticio de verano, en diciembre, el efecto será el opuesto: más horas de luz, días más largos y amaneceres más tempranos.