El congresista Alfredo Azurín encendió la polémica al revelar que miles de policías en el país siguen enfrentando operativos y protestas con chalecos antibalas vencidos, sin la protección real que debería garantizarles el Estado.
El legislador advirtió que, pese a que estos equipos tienen una vida útil de apenas cinco años, muchos agentes reciben chalecos desgastados o en mal estado, sin saber que ya no cumplen con los estándares de seguridad. “Aunque se vean bien, el kevlar deja de ser eficaz con el tiempo. Así de claro”, sostuvo en Canal N.
Millones sin ejecutar
La denuncia se agrava porque, según Azurín, existe un presupuesto de casi S/9 millones destinado a renovar los chalecos, pero este dinero lleva más de seis meses sin ser utilizado. Por esa razón, el ministro del Interior deberá acudir al Congreso para explicar las razones de la demora.
El parlamentario también reveló que algunos equipos entregados provendrían de donaciones usadas, cuando lo correcto es adquirir chalecos nuevos y certificados. A esto se suma la falta de personal técnico en la institución policial para gestionar adecuadamente las compras.
Un riesgo que puede costar vidas
Los chalecos antibalas son la primera línea de defensa de un efectivo en cualquier operativo. Usar equipos vencidos aumenta de manera crítica el riesgo de que una bala atraviese la protección, lo que convierte cada intervención en una ruleta rusa para los agentes.
Exigen respuestas inmediatas
El próximo martes, el ministro del Interior tendrá que responder en el Congreso la pregunta que miles de policías se hacen: ¿cuándo se renovarán los chalecos?
Hasta entonces, los agentes seguirán trabajando en condiciones precarias, mientras crece la presión de las bancadas parlamentarias que coinciden en exigir una solución urgente.