El Perú despide a una de las figuras más influyentes de su historia contemporánea. Mario Vargas Llosa, autor emblemático y referente de las letras hispanoamericanas, falleció el domingo 13 de abril en la capital peruana. En respuesta, el Ejecutivo ha declarado este lunes 14 como Día de Duelo Nacional.
El Decreto Supremo, firmado por la presidenta Dina Boluarte y otras altas autoridades del Estado, ordena el izamiento del Pabellón Nacional a media asta en todas las entidades públicas del país y en las representaciones diplomáticas en el extranjero, como muestra de respeto ante la pérdida de una figura trascendental.
La familia del escritor informó que su partida ocurrió de forma serena y en la intimidad, como él lo había solicitado. Su hijo, Álvaro Vargas Llosa, confirmó la noticia a través de redes sociales, expresando el dolor que embarga a sus seres queridos, pero también la gratitud por una vida larga y llena de logros. Se supo que la causa del deceso fue una neumonía.
Con una obra traducida a decenas de idiomas, Vargas Llosa llevó la narrativa peruana al mundo. Su literatura, profunda y crítica, retrató con maestría los conflictos humanos y sociales de su país. El Nobel que recibió en 2010 fue solo una de las múltiples distinciones que reconocieron su talento a nivel internacional.
Además de su legado literario, su pensamiento político marcó época. De simpatías izquierdistas en su juventud, pasó a defender con firmeza los valores liberales y la democracia, postulándose incluso a la presidencia del Perú en 1990. Esta evolución ideológica lo convirtió en una figura compleja y a veces controversial, pero siempre influyente.
El Gobierno ha resaltado el papel de Vargas Llosa como embajador de la cultura peruana ante el mundo. “Su obra ha sido clave para proyectar internacionalmente la literatura nacional y fortalecer la imagen del Perú”, señala el comunicado oficial.
El funeral se realizará de forma privada, sin actos públicos, cumpliendo su última voluntad. La noticia ha generado conmoción tanto en el Perú como en el extranjero, donde escritores, lectores y líderes culturales lamentan su partida y destacan el legado que deja.
Mario Vargas Llosa no solo fue un escritor: fue un intelectual comprometido con su tiempo, un hombre que puso las palabras al servicio del pensamiento y la libertad.