El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, anunció que el Gobierno aceptó la renuncia de Javier Llaque Moya a la presidencia del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), en medio de cuestionamientos por recientes fallas en la seguridad carcelaria.
La decisión se produce tras dos hechos graves ocurridos en las últimas semanas: la fuga de un interno del penal de Lurigancho y el descubrimiento de una conexión clandestina de internet satelital en el penal de Challapalca, ubicado en la sierra de Tacna.
“Ha presentado su renuncia, la cual ha sido aceptada. Se designará a un nuevo titular. Entendemos que hay una responsabilidad funcional, y la renuncia es la medida inmediata más razonable”, señaló Adrianzén en conferencia de prensa.
La fuga ocurrió el lunes 21 de abril por la noche, cuando un interno identificado como John Kennedy Javier Sebastián escapó del pabellón 10 del penal de Lurigancho. Según testigos, el recluso trepó una pared perimetral y atravesó una zona conocida como “Tierra de Nadie”. El hecho fue grabado por vecinos.
En el caso de Challapalca, durante un operativo realizado a inicios de abril, se descubrió una antena, un router y otros equipos tecnológicos escondidos en una celda del pabellón 2. Estos dispositivos habrían permitido a los internos acceder a internet, comunicarse con el exterior y coordinar posibles acciones delictivas.
Ambos incidentes generaron fuertes críticas al sistema penitenciario, lo que motivó el relevo en la dirección del INPE.
