Locales

Explosión en Trujillo confirma que el crimen organizado ya opera como terrorismo

Una explosión en Trujillo dejó más de 20 casas dañadas y 3 heridos. ‘Los Pepes’ se atribuyeron el ataque, confirmando que el crimen organizado ya actúa con métodos de terrorismo urbano.

Lo ocurrido en Trujillo la noche del 14 de agosto no es “un hecho policial más”: es terrorismo en toda regla.

Una casa dinamitada, más de veinte viviendas afectadas, tres personas heridas y un barrio entero viviendo con miedo; la única diferencia con el terrorismo de los años 80 es que ahora no hay bandera política detrás, sino la ambición desmedida de organizaciones criminales que viven de la extorsión y el cobro de cupos.

La banda ‘Los Pepes’, facción de ‘Los Pulpos’, no solo ejecutó el ataque: lo transmitió con orgullo, difundiendo un video con amenazas y mostrando cartuchos de dinamita como si fueran trofeos, no es más que la validación audiovisual del terror.

Es ahora que hay qeu decir las cosa como son: cuando los criminales colocan bombas, graban y difunden sus atentados, amenazan exigiendo pagos millonarios y aún así siguen operando al día siguiente como si nada, es porque el Estado ha perdido el totalmente el control del territorio.

Los operativos esporádicos no son suficientes, no hay «plan cerco» que sea efectivo y a pesar que anuncian capturas como grandes logros, las calles siguen bajo el dominio del miedo.

Las acciones que se necesitan son claras y urgentes:

  • Declarar emergencia real y sostenida en las zonas bajo dominio de estas mafias, con presencia policial y militar permanente.
  • Endurecer las penas por el uso de explosivos, igualándolas a las del terrorismo.
  • Aislar en penales de máxima seguridad a los cabecillas, cortando toda comunicación con el exterior.
  • Destruir la economía criminal: incautar bienes, cuentas, propiedades y toda fuente de ingresos vinculada a estas organizaciones.
  • Blindar a los colaboradores y testigos para que puedan declarar sin miedo a represalias.

El Perú no puede normalizar que la violencia sea parte del paisaje urbano; cuando las bombas y amenazas públicas se convierten en el pan de cada dia, la pregunta ya no es “qué tan lejos llegará el crimen”, sino ¿cuánto tiempo más tndremos que vivir así?.

Y para quienes, desde la comodidad de sus discursos “progres”, ponen el grito en el cielo cada vez que se plantea llamar a esto terrorismo urbano, es momento de decirles que su negación no salva vidas, ea lo contrario pues suavizar el lenguaje solo protege a los criminales y condena a la población a seguir viviendo en el miedo.

El terror es terror, venga de donde venga, y enfrentarlo con medias tintas es simplemente ser cómplice.

El terrorismo no es solo una etiqueta política: es cualquier acción que busca sembrar terror colectivo. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo. Si el Estado no actúa con la severidad que corresponde, no habrá vuelta atrás.


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