A su paso, en una urna tallada de madera, se hacía sentir para vibrar en cada corazón cusqueño. Fernandito Condorcanqui Bastidas, el último hijo de Túpac Amaru II y Micaela, llegó la mañana de este lunes 6 de abril a su tierra bendita, el Cusco.
Los pututos sonaron al momento del aterrizaje del avión que traía los restos simbólicos del último de los Túpac Amaru. Tronaron también al momento de su salida del aeropuerto Alejandro Velasco Astete. Allí, la Policía Nacional del Perú le rindió honores, mientras la población miraba expectante todo lo sucedido.
A su paso, en los brazos del alcalde del Cusco, Luis Pantoja Calvo, la urna que contiene simbólicamente los restos de Fernandito, recibió el respeto, admiración y la alegría de miles de ciudadanos cusqueños que se dieron cita desde tempranas horas de la mañana al terminal aeroportuario del Cusco.









Los miles de cusqueños se congregaron en las principales avenidas de la ciudad. Allí estuvieron estudiantes, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que con banderas y trajes tradicionales, acompañaron en el recorrido de los restos simbólicos del hijo menor de Túpac Amaru II, hasta el Aucaypata, la Plaza Mayor de la ciudad imperial.
Alcaldes distritales, representantes de las fuerzas armadas y policiales, comunidades campesinas, estudiantes de instituciones educativas, institutos y población en general, participaron en la bienvenida al “Hijo menor de los Andes”, frase que fue acuñada este día en el Cusco.
A su paso, Fernandito Túpac Amaru se dirigió, entre vítores, a la Plaza Mayor de su Cusco Inmortal. A su ingreso, soñaron también los pututos.
Antes de su paso a la Plaza Mayor, Fernandito recibió los honores del Ejército del Perú, representados por los efectivos de la V Brigada de Montaña.
En la Plaza principal del Cusco, lo homenajearon con una representación teatral, con dos artistas que dieron vida a José Gabriel y a Micaela.
El inca, la qoya, su séquito también estuvieron presentes en el homenaje, que finalizó con la recitación del “Canto coral a Túpac Amaru”, de Alejandro Romualdo.
El alcalde cusqueño reiteró en todo momento que se trata de un acto histórico y que es un acto de reivindicación de los pueblos originarios tras 240 años de ausencia.