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¿Cuántas razas de perro son de origen peruano y qué características tienen?

Con el reciente reconocimiento internacional del pastor Chiribaya como raza canina originaria del Perú, cabe preguntarse: ¿Cuántas razas de perro son oriundas de nuestro país y qué características tienen?, ¿Por qué son motivo de orgullo nacional?

La evidencia más temprana de la presencia de perros en el Perú fue registrada con una antigüedad de 6,000 a 5,000 años antes de Cristo en la cueva de Telarmachay, ubicada en el distrito de San Pedro de Cajas, provincia de Tarma, departamento de Junín. En ese abrigo rocoso situado a una altitud de 4,420 metros sobre el nivel del mar, un equipo de arqueólogos franceses descubrió huesos de perros mezclados con huesos de camélidos sudamericanos, lo que denota una estrecha relación entre estos animales y los humanos.

Razas de perro oriundas del Perú

Hasta ahora se consideran oficialmente dos razas de perro autóctonas del Perú. Se trata del perro sin pelo o viringo y el pastor Chiribaya, ambos surgidos en la costa peruana en tiempos prehispánicos, pero adaptados con el tiempo a otras regiones de nuestro país.

Perro sin pelo

Conocido como viringo por su particular desnudez, se trata de una raza de perro de compañía que fue objeto de natural curiosidad por los peruanos de distintas épocas, debido no solo a su peculiar fisonomía sino también porque se le atribuyen propiedades terapéuticas.

En tiempos prehispánicos, el perro sin pelo fue representado en la cerámica de distintas culturas como Vicús, Lambayeque, Mochica, Chimú y, sobre todo, Chancay, en las cuales este can aparece como personaje central sustituyendo a otros animales que eran habitualmente protagonistas, como el puma, la serpiente o el cóndor.

Características

El perro sin pelo es un ejemplar esbelto y elegante, cuyo aspecto expresa velocidad, fuerza y armonía sin parecer tosco. Su cráneo visto desde la parte superior es ancho afilándose hacia la nariz. Los arcos superciliares son medianamente desarrollados. La cresta occipital es poco marcada.

En tanto, su hocico, visto de perfil, mantiene una línea recta. Sus ojos tienen una expresión atenta e inteligente, siendo de tamaño mediano, de forma ligeramente almendrada, ni hundidos ni saltones, con una ubicación normal y regular, es decir, ni muy cercanos ni muy alejados. El color de los ojos podrá variar desde el negro, pasando por el castaño oscuro y en tonos descendentes hasta el amarillo.

Las orejas son erectas en atención, mientras que en reposo se encuentran pegadas hacia atrás. Las orejas son medianamente largas, anchas en la base y angostándose gradualmente para terminar casi en punta.

El cuello tiene, aproximadamente, el mismo largo que la cabeza, con apariencia de un cono trunco, flexible y de buena musculatura. Su piel es fina, lisa y elástica. Íntimamente adherida al tejido subcutáneo y sin papada. La cola es de inserción baja, de buen grosor en el arranque, afilándose hacia la punta.

Las extremidades anteriores están bien unidas al tronco que, vistas desde adelante, serán perfectamente aplomadas, no sobresaliendo los codos. Por su parte, las extremidades posteriores serán similares.

Existen tres tipos de tamaños para machos y hembras: pequeño (de 25 a 40 centímetros); mediano (de 41 a 50 centímetros) y grande (de 51 a 65 centímetros). Por su parte, el peso está en relación con los tres tamaños para los machos y para las hembras: pequeño (de 4 a 8 kilogramos), mediano (de 8 a 12 kilogramos) y grande (de 12 a 30 kilogramos).

La piel del perro sin pelo es lisa y elástica en toda su superficie corporal, pudiendo formar ciertas líneas circundantes y casi concéntricas sobre la cabeza, alrededor de los ojos y de las mejillas en la variedad desnuda. Está comprobado que la temperatura interna y externa o dérmica, es exactamente igual a las otras razas. La ausencia de manto nos da por resultado una emanación de calor totalmente directa a diferencia de los ejemplares con pelos, en la que el calor se disipa a través de ellos por ventilación natural.

En tanto, el color de la piel en la variedad desnuda podrá ser negro, negro pizarra, negro elefante, negro azulado, toda la gama de grises, bronce, cobre, marrón oscuro en gradiente hasta el rubio claro. Todos estos colores pueden ser uniformes o presentar despigmentación en cualquier parte del cuerpo, de preferencia en el pecho, patas y cola.  

Variedades

Existen dos variedades de perro sin pelo. La desnuda, cuya característica principal es la ausencia de pelo en el cuerpo, y la variedad con pelo, recubierta con una capa que la cubre íntegramente. 

La variedad desnuda tiene entre una de sus particularidades la dentadura generalmente incompleta, asociada al factor ligado con su alopecia congénita. En la variedad con pelo, la dentición debe ser completa con dientes de desarrollo y posición normal.

Reconocimiento internacional

El perro sin pelo fue reconocida oficialmente como una nueva raza, oriunda del Perú, el 12 de junio de 1985, durante la Asamblea Ordinaria de la Federación Cinológica Internacional (FCI), realizada en la ciudad de Ámsterdam. 

En su inscripción como una nueva raza bajo el nombre de Perro sin Pelo del Perú se le asignó el número 310 de la nomenclatura. Este reconocimiento fue posible gracias a la iniciativa del cinólogo (estudioso de los perros domésticos) Ermanno Maniero, quien elaboró el primer estándar de esta raza.

Patrimonio de la Nación y protección

El 22 de octubre de 2001, el entonces Instituto Nacional de Cultura (hoy Ministerio de Cultura) oficializó la declaratoria que reconoce al perro sin pelo peruano como Patrimonio Cultural de la Nación.

En enero de ese año, el Instituto Nacional de Cultura (actual Ministerio de Cultura) estableció una medida de protección, mediante la Resolución Directoral N°001-INC, en la que se dispone que el perro peruano sea incluido en los museos de sitio y zonas arqueológicas del Sistema Nacional de Museos y Zonas Arqueológicas de la costa peruana que presenten condiciones para asegurar la crianza, cuidado y desarrollo normal de este inteligente y simpático compañero.

Es así que, en el Museo de Sitio Narihualá en Piura, encontramos a “Nam” y “Talla´n”, madre e hijo, viringos de pura raza. En el Museo de Sitio de Túcume, en Lambayeque, viven “Celeste” y “N~amla”, padres de “Ceterni”, “Tu´cume” y “Cium”. Mientras que el Museo de Sitio Cabeza de Vaca, en Tumbes, es el hogar de “Killa” y “Chimoc”; y a estos amigos caninos se sumó “Chaska” en marzo de 2020.

Pastor Chiribaya

El descubrimiento de esta raza se debe a la arqueóloga y exministra de Cultura, Sonia Guillén, mientras hacía sus investigaciones sobre la cultura Chiribaya en el año 2006, en la antigua hacienda Chiribaya, ubicada en la cuenca del río Osmore, del distrito de El Algarrobal, en la provincia de Ilo, departamento de Moquegua.

Durante sus excavaciones, Guillén y su equipo descubrieron los cuerpos momificados de 42 perros pastores Chiribaya. Estos animales fueron enterrados con ofrendas como alimentos y textiles finos, siendo considerados miembros importantes de la comunidad y recibían un trato funerario especial. Este hallazgo reveló la importancia cultural y económica de estos animales en la vida cotidiana de la población Chiribaya al ser utilizados para conducir o pastorear camélidos sudamericanos como llamas o alpacas. Las momias de estos canes pueden apreciarse en el Museo Chiribaya, del distrito de El Algarrobal.

Características

El pastor Chiribaya, según sus descubridores, poseía características físicas que lo hacían único y adaptado a las exigencias de su entorno. Uno de sus rasgos distintivos son sus “patas de liebre”, que le permitían desplazarse con agilidad por las arenosas tierras del desierto costero en las que habitaba. 

Su cabeza, similar a la del perro pastor alemán, con un hocico fuerte, orejas semi caídas y ojos redondos, le daba una expresión amigable y confiable. A pesar de su apariencia no era un perro robusto, sino más bien ágil, con patas cortas y una estructura más larga que alta, lo que le proporcionaba la capacidad de moverse eficientemente en su labor de pastoreo.

Los estudios genéticos realizados en el ADN mitocondrial de los pastores de Chiribaya momificados encontró tres haplotipos, dos de ellos nunca hallados antes y ausentes en las muestras de perros actuales, y el otro encontrado también en perros de otros continentes. Por ello, los investigadores plantearon una hipótesis según la cual los descendientes de los pastores Chiribaya permanecen hasta nuestros días, y esto lo confirma la similitud entre los restos conservados y muchos de los canes que viven en el puerto de Ilo, el valle del Tambo y en la ciudad arequipeña de Mollendo.

Reconocimiento internacional

El 28 de marzo de este año la Federación Canina Americana, en la asamblea general que realizó en Sorocaba, Brasil, aceptó reconocer la raza del pastor Chiribaya como propia del Perú. El pedido fue planteado por la Asociación Canófila Peruana y la Unión Canófila Peruana

Dicho reconocimiento internacional implica que las características físicas de los perros pastores Chiribaya estén plenamente definidas, permitiéndose así que los ejemplares de esta raza pueden ser registrados oficialmente. Una oportunidad para ello se dará el 18 de mayo, cuando se realice en el Circuito Mágico del Agua, en Lima, el Circuito Internacional de Exposiciones Caninas.

Además, se encuentra en marcha una campaña para consolidar el reconocimiento de esta raza canina como originaria del Perú. Muestra de ello es un proyecto de ley mediante el cual se busca declarar al perro pastor Chiribaya como Patrimonio Natural y Cultural de la Nación. Esta iniciativa legislativa está planteada por la congresista Magaly Ruiz, en base a los hallazgos arqueológicos en la cuenca del río Osmore.

Otras posibles razas autóctonas 

A las razas mencionadas hay que considerar también otras dos posibles razas nativas, aunque en la actualidad no se registran ejemplares que puedan considerarse descendientes de estos fenotipos.

Una de ellas identificada como alco, el perro de pelo negro que los conquistadores españoles encontraron como mascotas de los incas, al parecer oriundo de la sierra peruana, según documentó el científico y médico Hipólito Unánue en el siglo XIX.

«De estatura mediana, con el cuerpo cubierto de lana negra, menos entre el pecho y la cola en que es parda. Estos perros son muy sentidos y avisan con sus ladridos cualquier novedad que ocurra alrededor de la casa, o del hato, y también embisten con fiereza a las personas que no conocen”, afirmó entonces Unanue en su investigación titulada Observaciones sobre el clima de Lima y su influencia en los seres humanos, en especial el hombre.

En ese documento, que data de 1806, Unanue precisó que estos canes habitaban en la sierra y descendían a la costa acompañando a sus amos pero que se regresaban a sus lugares porque ninguno de ellos soportaba el calor y “a causa de la caracha o sarna que les acomete y mata, efecto del mayor aumento de la circulación en la superficie, y falta de transpiración por la densidad de su cutis”.

Entre las familias de cuadrúpedos que se encontraron en el Perú al tiempo de su descubrimiento y conquista se encuentra el alco (canis americanus. Lin. Kiltho, Thegua. Mol)”, y lo comparó con “los perritos semejantes a los nuestros de faldas”, es decir con los perritos falderos.

Otra posible raza genuina peruana es el perro manchado, un can de talla mediana con pelaje blanco o crema y que presenta manchas oscuras alrededor de los ojos y otras partes del cuerpo, representada en iconografías de la cultura Mochica, surgida y desarrollada entre los años 400 y 800 de nuestra era. 

En dichas iconografías el can está representado acompañando a personajes principales y/o sobrenaturales en eventos de tránsito a la muerte o en escenas de cacería. 

La información que se conoce sobre esta posible raza autóctona es solo gráfica, dado que hasta el momento no se ha descubierto restos óseos o momificados de este animal.

Motivo de orgullo nacional

Tanto el perro sin pelo como el pastor Chiribaya son motivo de orgullo nacional dada su importancia histórica y cultural desde tiempos ancestrales y también porque ambas razas representan un componente valioso de la biodiversidad canina en el Perú.