Una nueva polémica sacude a la Municipalidad de Lima y al diario La República; todo comenzó con una visita no autorizada de un equipo periodístico al tren donado por la empresa Caltrain, que permanece estacionado en los almacenes del Proyecto Especial de Transporte (PET) en Villa El Salvador. Tras la difusión del reportaje en el programa “Del Hecho al Dicho”, surgió una pregunta que aún no tiene respuesta oficial: ¿quién cortó los asientos del tren?
En las imágenes difundidas por el programa conducido por Jaime Chincha, se puede ver que varios asientos presentan cortes profundos en el tapiz, dejando expuesta la espuma blanca de su interior. Los daños parecen recientes: los bordes de los cortes están limpios y no muestran señales de deterioro antiguo. Esto ha llevado a múltiples especulaciones en redes sociales y medios digitales.
La Municipalidad de Lima, a través de un comunicado y declaraciones de voceros, acusa directamente al equipo de prensa de haber ingresado sin permiso y dañar deliberadamente los asientos. Aunque no hay evidencia audiovisual que muestre a alguien realizando los cortes, en redes comenzó a circular la versión de que la periodista Grecia Infante habría admitido usar una navaja, hecho que no ha sido confirmado ni por la periodista ni por su medio.
Por el contrario, en la entrevista emitida, Infante no menciona haber causado daño alguno. Su intervención se limita a mostrar el interior del tren y cuestionar por qué está detenido en lugar de estar al servicio del transporte público. El equipo de La República ha guardado silencio tras las acusaciones, aunque se espera un pronunciamiento oficial en los próximos días.
¿Sabotaje, encubrimiento o campaña?
Las versiones sobre lo ocurrido se han disparado. Mientras algunos denuncian un intento de sabotaje mediático contra el alcalde Rafael López Aliaga —popularmente conocido como «Porky»—, otros creen que se está usando el escándalo como cortina de humo para desviar la atención sobre la paralización del tren donado.
Lo que falta: pruebas
Por ahora, no hay pruebas concluyentes. Las cámaras no captan a nadie dañando los asientos. No hay declaraciones de admisión. Y las autoridades tampoco han mostrado imágenes de seguridad, peritajes ni informes técnicos que respalden sus acusaciones.
Entonces, volvemos a la pregunta que da título a esta nota:
¿Quién cortó los asientos del tren donado?
Por ahora, sólo hay versiones. Pero no hay certezas.