Un reciente descubrimiento en la Huaca Montegrande, en la selva de Cajamarca, ha generado un giro trascendental en la historia del cacao. Investigadores peruanos hallaron esculturas de piedra con forma de mazorcas que, tras un riguroso análisis por radiocarbono en un laboratorio de Estados Unidos, fueron fechadas en aproximadamente 6,100 años de antigüedad. Este hallazgo podría convertir al Perú en el lugar más antiguo conocido donde se domesticó el cacao.
Los objetos fueron encontrados a más de tres metros de profundidad, por debajo del nivel donde previamente se habían identificado restos de cacao de 5,300 años. Entre las ofrendas halladas también se encontró la mandíbula de una llama, posiblemente traída desde los Andes para rituales ceremoniales.
El trabajo fue liderado por un equipo arqueológico con apoyo del Plan Binacional Perú–Ecuador, que financió tanto las excavaciones como el envío de las muestras al extranjero. El fechado fue posible gracias a restos de carbón vegetal hallados junto a las esculturas, lo que permitió una datación precisa mediante radiocarbono.
Un origen que cambia la narrativa del cacao
Hasta hace poco, muchos estudios situaban el origen del cacao en Mesoamérica. Sin embargo, investigaciones previas en esta misma zona ya habían cuestionado esa versión. En 2024, un estudio liderado por científicos franceses y publicado en Scientific Reports confirmó que la domesticación del cacao tuvo lugar en la Amazonía peruana hace al menos 5,000 años.
La investigación, basada en análisis arqueogenómicos, identificó que diversas variedades de cacao cultivadas en culturas antiguas de Ecuador y Colombia provenían originalmente del territorio amazónico peruano. Según los expertos, esto demuestra que los pueblos amazónicos no solo conocieron el cacao, sino que lo domesticaron, cultivaron y usaron con fines ceremoniales milenios antes que en otras regiones.
Preservar el legado genético del cacao
Además de excavar y analizar restos antiguos, el equipo promueve un programa de conservación genética del cacao nativo. En los valles de Jaén, San Ignacio, Bagua y Chachapoyas aún existen árboles centenarios que han sido protegidos por familias durante generaciones. El objetivo es rescatar este material genético para producir un chocolate ceremonial de alta calidad, vinculado a las raíces culturales del país.
El investigador principal compartirá estos avances en el Salón del Cacao y Chocolate 2025 en Lima, donde abordará no solo el valor histórico del cacao peruano, sino también su potencial para el desarrollo sostenible y la protección de la Amazonía.