La falsificación de carnets de sanidad municipal está tomando dimensiones preocupantes en varias ciudades del Perú, incluidas Lima y Huancayo, ciudades donde recientemente se emitió una alerta tras detectarse numerosos casos de documentación apócrifa. Este fenómeno, impulsado por la actividad de bandas delictivas extranjeras, pone en peligro la salud pública y la seguridad alimentaria.
Un mercado negro que crece sin control
Investigaciones recientes han revelado que redes criminales, en su mayoría integradas por ciudadanos extranjeros, operan con tecnología sofisticada para replicar carnets de sanidad municipales casi idénticos a los originales. Estas organizaciones aprovechan la falta de controles rigurosos para distribuir los documentos falsificados en mercados y puntos estratégicos de Lima, Huancayo y otras ciudades del país.
“El carnet de sanidad municipal no solo es un requisito legal, sino una herramienta esencial para prevenir la propagación de enfermedades contagiosas. Permitir la circulación de documentos falsos compromete gravemente la salud de toda la población”, señaló un representante del Ministerio de Salud.
Riesgos para la salud pública
El uso de carnets apócrifos ha sido vinculado al incremento de enfermedades de transmisión alimentaria, como la salmonella y la hepatitis A, particularmente en Lima, donde la alta densidad poblacional y el comercio informal agravan la situación. Según expertos, la manipulación de alimentos por personas que no cumplen con los controles sanitarios necesarios podría estar detrás del reciente aumento de estos casos.
En Huancayo, la alerta emitida por las autoridades locales resalta la preocupación por la circulación de estos documentos falsos en sectores clave de la ciudad, lo que eleva los riesgos de brotes sanitarios.
Medidas en marcha
Ante esta alarmante situación, las autoridades han anunciado operativos conjuntos entre municipalidades y la Policía Nacional del Perú para identificar y desarticular estas redes de falsificación. Además, se está considerando la implementación de sistemas digitales más seguros para la emisión de carnets de sanidad, lo que dificultaría su clonación y garantizaría su autenticidad.
Por otro lado, se hace un llamado a la ciudadanía para que exija verificar la documentación sanitaria de quienes manipulan alimentos, especialmente en mercados y restaurantes informales. Denunciar irregularidades es fundamental para contrarrestar esta amenaza.
La falsificación de carnets de sanidad no solo representa un desafío para las autoridades, sino también un riesgo directo para la salud de miles de peruanos. En un contexto donde la informalidad del comercio de alimentos sigue siendo un problema latente, la fiscalización y la modernización de los sistemas de control se presentan como pasos urgentes para proteger a la población.
Este tipo de actividades delictivas no solo perjudican la seguridad alimentaria, sino que también subrayan la necesidad de reforzar los mecanismos de supervisión y sanción en sectores vitales para el bienestar público.
