El papa Francisco, quien falleció a los 88 años, dejó escrito en su testamento, que fue publicado este lunes, su voluntad de ser enterrado en una capilla en la basílica romana de Santa María la Mayor y en una tumba sencilla.
«El sepulcro debe estar en la tierra; sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus», se lee en el documento.
El sumo pontífice remarcó que siempre confió su vida y ministerio sacerdotal y episcopal a la Madre de Nuestro Señor, María Santísima.
«Por eso, pido que mis restos mortales descansen en espera del día de la resurrección en la Basílica Papal de Santa María la Mayor«, expresó.
«Deseo que mi último viaje terrenal concluya precisamente en este antiguo santuario mariano, donde fui a orar al inicio y al final de cada Viaje Apostólico para confiar con confianza mis intenciones a la Madre Inmaculada y agradecerle su cuidado dócil y maternal», agregó.
