El papa Francisco falleció este lunes 21 de abril a los 88 años en el Vaticano, tras más de una década liderando la Iglesia Católica con un enfoque pastoral centrado en los más vulnerables y en la protección del planeta. Su paso por el Perú, entre el 18 y el 21 de enero de 2018, dejó una huella profunda en millones de fieles y en la historia reciente del país.
Durante su visita apostólica, el pontífice recorrió Lima, Trujillo y Puerto Maldonado, con encuentros multitudinarios y mensajes que apuntaron a la necesidad de justicia, reconciliación y defensa de la casa común. El viaje fue organizado por el gobierno de entonces, que declaró feriado en varias regiones y destinó más de 11 millones de dólares a la logística del evento.
Puerto Maldonado: un llamado a proteger la selva
El momento más simbólico se vivió en la región amazónica de Madre de Dios, donde Francisco se reunió con representantes de diversos pueblos indígenas. Allí pidió reconocer y respetar sus culturas, y denunció las amenazas que enfrentan sus territorios, como la minería ilegal, la deforestación, el narcotráfico y la trata de personas.
“El suelo que pisan es tierra santa”, dijo ante una audiencia conmovida, insistiendo en que no se puede seguir ignorando el sufrimiento de los pueblos originarios ni los daños irreversibles que sufre el ecosistema amazónico.
Trujillo: consuelo tras el desastre
En la ciudad norteña, que había sido duramente golpeada por el fenómeno de El Niño Costero en 2017, el papa llevó palabras de consuelo y ánimo. Presidió una misa multitudinaria en la playa de Huanchaco y recorrió zonas afectadas por las lluvias. También participó en un emotivo encuentro mariano en la Plaza de Armas.
Lima: cierre con fe y esperanza
El último día de su visita se centró en Lima, donde fue recibido por multitudes en las calles. En la Base Aérea de Las Palmas, presidió una misa que congregó a más de un millón de personas. También visitó el Santuario del Señor de los Milagros y se reunió con autoridades eclesiásticas y religiosas.
Su presencia fue breve, pero dejó un mensaje claro: “No se dejen robar la esperanza”. Palabras que, en este momento de duelo para el mundo católico, resuenan con mayor fuerza.
