Evo Morales, expresidente de Bolivia, reapareció desde un complejo en el bosque de Lauca Eñe, donde se mantiene resguardado por simpatizantes, para pedir a sus seguidores que anulen su voto en las elecciones presidenciales del domingo.
Aunque la justicia le prohibió volver a postularse y pesa sobre él una orden de detención por un polémico caso de supuesta trata de personas, Morales sigue moviendo fichas políticas a través de una campaña paralela. Desde allí emite programas radiales, organiza reuniones y aparece en caravanas que lo presentan como líder vigente.
El MAS, partido que fundó y del que hoy está distanciado, lo acusa de actuar por interés personal y de favorecer con su estrategia a la oposición. Sin embargo, Morales sostiene que es víctima de persecución y de un “golpe del imperio”.
Pese a la pérdida de apoyo en sectores urbanos, conserva una base leal en zonas rurales. Para muchos de sus seguidores, sigue siendo el único presidente que “estuvo con ellos”.