La firma de análisis financiero Bloomberg advirtió que el actual «alivio arancelario puede resultar efímero». «Las exenciones se derivan de la orden inicial, que impedía que los aranceles adicionales aplicados a determinados sectores se superpusieran acumulativamente a los tipos nacionales», razonó el medio, sosteniendo que «es una señal de que los productos pueden estar pronto sujetos a un arancel diferente, aunque casi con toda seguridad uno más bajo para China».
El drástico aumento de aranceles a China, al igual que a otros países de la región donde Apple fabrica sus productos, como Vietnam y la India, hizo que la empresa, según se informó, se trasladara a finales de marzo de sus fábricas en Asia a EE.UU. cinco aviones cargados con sus dispositivos para eludir los nuevos gravámenes.
Los expertos concuerdan en que el traslado de la producción al suelo estadounidense haría económicamente inviable todo el negocio. Dan Ives, analista de la empresa de servicios financieros Wedbush, estima que un iPhone hecho en el país norteamericano costaría 3.500 dólares.
Con la fabricación concentrada todavía en el extranjero, los iPhone se encarecerían en todo caso para los consumidores estadounidenses: los aranceles por sí solos ya amenazaban con aumentar los precios de los celulares hechos principalmente en China y en la India.