A sus 76 años, Ozzy Osbourne le dice adiós a los escenarios de la forma más épica posible: reuniendo a los miembros originales de Black Sabbath para un último y emotivo concierto en Birmingham, su tierra natal. El estadio del Aston Villa, Villa Park, fue testigo de esta despedida cargada de nostalgia, potencia y leyenda.
Miles de fanáticos del heavy metal se congregaron para despedir al “Príncipe de las Tinieblas”, quien ha estado alejado del foco público durante los últimos seis años debido a sus problemas de salud, incluyendo la enfermedad de Parkinson. Visiblemente conmovido, Osbourne agradeció entre lágrimas: “He estado fuera de juego durante años, no pueden imaginar lo que significa esto para mí. Gracias, de todo corazón”.
La noche no fue solo un homenaje a su carrera, sino también una celebración del legado del metal. Sobre el escenario desfilaron nombres colosales como Guns N’ Roses, Metallica y Anthrax, mientras que celebridades como Jack Black, Ricky Gervais y Dolly Parton enviaron mensajes de agradecimiento en video.
El momento más esperado llegó con la aparición de Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, completando la formación clásica de Black Sabbath. Juntos, cerraron la noche con una poderosa versión de “Paranoid”, en lo que fue su primera actuación conjunta en dos décadas.
Aunque Ozzy ha dejado claro que no volverá a actuar en vivo, no descarta seguir grabando en estudio. Su legado, sin embargo, ya está más que asegurado: anclado en la historia del rock, con la fuerza de un riff eterno.
