Julian McMahon, actor australiano recordado por millones como el encantador Cole Turner en Charmed y el implacable Doctor Doom en Los 4 Fantásticos, ha fallecido a los 56 años. Su esposa, Kelly Paniagua, dio a conocer la noticia a través de un emotivo comunicado, en el que destacó su amor por la vida y su deseo constante de alegrar a los demás.
“Julian amaba profundamente la vida, a su familia, a sus amigos… amaba a sus fans. Su mayor anhelo era llevar alegría a tantas personas como pudiera”, escribió Kelly, quien pidió respeto y privacidad en este duro momento para su familia.
Aunque no se revelaron detalles exactos sobre el tipo de cáncer que padecía, se sabe que el actor venía librando una lucha silenciosa contra la enfermedad desde hace algún tiempo. “Murió como un héroe”, expresó su esposa.
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El legado de un actor versátil
Nacido en Sídney, Julian McMahon fue más que un rostro atractivo del cine y la televisión. Hijo del ex primer ministro australiano Sir William McMahon, comenzó su carrera en el modelaje, desfilando en las capitales de la moda como Milán, París y Nueva York, antes de dar el salto a la actuación.
Su debut en la televisión llegó en 1989, con la telenovela australiana The Power, the Passion, pero fue en Estados Unidos donde alcanzó el estrellato. Interpretó a Ian Rain en Another World y, más adelante, consolidó su fama con dos papeles icónicos: el demonio reformado Cole Turner en Charmed (2000-2006) y el seductor y controversial Dr. Christian Troy en Nip/Tuck (2003-2010), por el que fue nominado al Globo de Oro.
En la pantalla grande, su interpretación de Victor Von Doom en las adaptaciones cinematográficas de Los Cuatro Fantásticos (2005 y 2007) le ganó una nueva legión de fans en el universo de los superhéroes. También brilló junto a Sandra Bullock en Premonition (2007) y tuvo un rol en RED (2010), compartiendo escenas con leyendas del cine de acción.
Un adiós con raíces profundas
Su último papel fue especialmente significativo: interpretó al primer ministro australiano en la serie The Residence, un guiño emotivo a su propio linaje político. Una despedida artística que, sin saberlo, cerró el círculo con su historia personal.
Julian McMahon se va, pero deja tras de sí una estela de personajes intensos, seguidores agradecidos y un legado de profesionalismo y calidez humana. Hoy, Hollywood despide no solo a un actor talentoso, sino a un hombre que, hasta el final, eligió enfrentar la vida —y la muerte— con entereza y amor.
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