El músico, cantautor y poeta estadounidense Bob Dylan. EFE/EPA/Laurent_Ais/Archivo Foto: EFE

Antes de convertirse en símbolo cultural, Bob Dylan fue Robert Zimmerman, el hijo de unos comerciantes judíos que en el año 1961 decidió dejar sus estudios universitarios y mudarse del pueblo minero de Hibbing, en Minesota, donde creció, a una vibrante ciudad de Nueva York que le ofrecía futuro artístico.

En la Gran Manzana acabó convirtiéndose en uno de los nombres más célebres del ecosistema creativo que poblaba y daba vida al barrio del Greenwich Village, fue fichado por el productor Bob Johnton para Columbia Records y en 1962 publicó su primer álbum, Bob Dylan.

El que fuera la encarnación musical del movimiento antibelicista de los sesenta y del espíritu hippie se acercó allí a su ídolo Woody Guthrie, se introdujo en los florecientes garitos de la escena folk y creó temas de fama internacional como Blowin’ in the WindMasters of War o The Times They Are A-Changin.

Desde entonces, no sin baches dignos de una vida bien vivida, desde un accidente de moto que lo relegó a la quietud de su sótano hasta algunas obras con floja acogida tras su conversión espiritual al cristianismo, Dylan ha alimentado su leyenda musical con temas originales, versiones y actuaciones por todo el mundo.

Entre sus discos más famosos están Love & Theft (2001), Modern Times (2006), Tempest (2012) o Fallen Angels (2016), sin olvidar recopilatorios como The Essential Bob Dylan y Bob Dylan Live. 1961-2000, que Columbia Records sacó a la venta coincidiendo con su 60 cumpleaños.

A finales del año pasado, Dylan vendió al grupo Universal Music por unos 300 millones de dólares los derechos de su catálogo musical completo, que incluye 600 canciones y es considerado uno de los más amplios de la música contemporánea.