Cada año, los peruanos cumplimos con nuestras obligaciones tributarias con la esperanza de que esos recursos financien servicios públicos esenciales, el problema es que múltiples casos recientes revelan que una parte significativa de estos fondos termina en manos de funcionarios corruptos y proyectos fallidos.
El ‘Rolexgate’: Lujo en la presidencia
En marzo de 2024, se descubrió que la presidenta Dina Boluarte lucía relojes de lujo no declarados, presuntamente prestados por el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, quien posteriormente recibió beneficios gubernamentales para su región. A pesar de las evidencias, el Congreso archivó la denuncia constitucional contra Boluarte, generando críticas por un posible blindaje político.
Carreteras que no benefician a todos
En la región amazónica de Madre de Dios, la construcción de una carretera entre Boca Manu y Boca Colorado ha generado controversia. Las comunidades indígenas locales denuncian que no fueron consultadas y que la obra podría facilitar actividades ilícitas y dañar áreas protegidas, sin mejorar realmente sus condiciones de vida .
Casos de malversación en gobiernos regionales
La Contraloría General identificó un perjuicio económico de más de S/21 millones debido al desvío de fondos públicos en la Dirección Regional de Salud de Puno . Además, en el Gobierno Regional de Ica, se denunció una malversación de S/8 millones, involucrando a 67 funcionarios que podrían enfrentar penas de cárcel .
Impacto en la recaudación y la confianza ciudadana
La corrupción no solo desvía recursos, sino que también afecta la recaudación tributaria. Según estudios, la percepción de corrupción en el gobierno lleva a muchos ciudadanos a evadir impuestos, lo que disminuye los fondos disponibles para servicios públicos .
Estos ejemplos evidencian cómo la corrupción y la mala gestión afectan directamente el uso de los impuestos que pagamos. Es fundamental exigir transparencia y rendición de cuentas para garantizar que nuestros recursos se utilicen en beneficio de todos los peruanos.