Con gran satisfacción, el pueblo peruano ve cómo por fin la administración de justicia emite un fallo en favor suyo, al confirmar la sentencia recaída en el jefe de la banda Perú Libre, que todavía ostenta su condición de Partido Político, gracias a la pasividad y parcialidad del Jurado de Elecciones.
Ha quedado demostrado que esta banda, temerariamente logró acceder al poder, camuflada como partido político. Las informaciones de enriquecimiento han circulado desde tiempo atrás, ya es hora que estos delincuentes sean sujetos de la “pérdida de dominio” sobre los bienes adquiridos de manera ilícita.
No ha causado más que hilaridad, la estupidez del congresista chumbivilcano, que acaba de insistir en su socarronería, al presentar un proyecto de ley con nombre propio, para que se amnistíe a los golpistas encabezados por el tristemente célebre triunvirato Castillo/Torres/Chávez.
Lo preocupante de todo este circo de ínfima calidad, es que se está jugando con la esperanza de más de treinta millones de peruanos, que han visto cómo, la improvisación y espíritu delincuencial, han deteriorado la economía y la marcha hacia el progreso, que años atrás el Perú lideraba en la región.
Poco a poco vamos acercándonos al momento del relevo, previsto por la Constitución, y, por lo tanto, los peruanos están en la obligación de revisar sus posibilidades, buscando que el próximo proceso electoral lo protagonice gente proba, sin prontuario, y con real compromiso.
Quizá es que, por estar en el mes de fe, octubre piadoso y morado, los peruanos vuelvan a tomar en serio el significado y la importancia de elegir a sus gobernantes, informándose diligentemente y con responsabilidad patriótica.