1962, cuando los sacerdotes “progresistas” hablaban del signo de los tiempos y Vaticano II, salió una novela de Morris West que fue llevada al cine, protagonizada por el actor Anthony Quinn, que habla de un sacerdote croata que llega a ser nombrado Papa después de haber tenido una vida muy difícil. Este Papa se escapa del Vaticano y se mezcla con el pueblo. Este film que inspiró junto con la teología de la liberación representó a una iglesia que pretendió hacer compatible al comunismo con el catolicismo, la profundidad de este título trata al final de cuentas de una iglesia que pretende cambiar las estructuras liberales por la influencia de un socialismo comunista que con el paso del tiempo ha devenido en más pobreza e injusticia.
Las sandalias del pescador, es un ejemplo perfecto de como algo inútil se vuelve lindo. Morris West un artista de la narrativa a uno de los mejores escritores del mundo, nos enseña cómo es la narrativa que está totalmente peleada con la realidad.
Hace pocos días, se hizo una conmemoración del informe de la Comisión de la Verdad del cual yo solo puedo hacer referencia de la parte que me tocó vivir. En mi caso, sé que todo lo referente al secuestro de mi padre Victor de la Torre, fue mentira. Y se aprovechan de la decisión humanitaria de una compañía como Cementos Lima S.A., de dar ayuda a comedores administrados por las madres Combonianas que servían en la época del fujishock almuerzos a los más pobres de la zona de la Tablada de Lurín, Villa María del Triunfo y José Gálvez para decir que fue porque el MRTA lo exigió.
Soy testigo presencial fue una decisión de los accionistas mayoritarios de CEMENTOS LIMA S.A, dar apoyo humanitario a gente de su entorno, la empresa procedió a comprar cocinas y víveres haciendo una alianza estratégica con las madres Combonianas para que pudiera comer la gente más pobre de la zona, hay que recordar que fue la época del fujishock.
Cuando uno lee la parte del secuestro de mi padre en el Informe de la Comisión de la Verdad se da a entender que fueron los mismos terroristas del MRTA, que forzaron a la compañía al reparto de comida entre la gente más pobre del país. No es verdad, fue decisión de la compañía, antes del secuestro de mi padre.
La Comisión de la Verdad simplemente falseó los hechos con el agravante que el cura Gastón lo sabía, Gastón fue a visitar más de una vez a mi madre, mientras duró el secuestro de mi padre. Su madre Eugenia era intima amiga de mis padres y cuando Gastón se hizo sacerdote, lloraron juntos de felicidad.
Para mí, ver salir a Gastón el hijo de Eugenia, del ojo que llora, después de haber participado en semejante homenaje a los terroristas, fue muy doloroso para mí y mi familia. Era un hombre al que yo conocí como mi tutor en cuarto de media en el Colegio de La Recoleta, una persona alegre que cantaba los versos de Machado golpe a golpe verso a verso y rompía las lunas del colegio jugando fútbol en el patio con nosotros. A mi concepto, nos traicionó a todos, golpe a golpe y verso a verso.
Las Sandalias del Pescador es un libro de Morris West, un extraordinario escritor que equivocó cual era la misión de la iglesia como salvadora de almas; la iglesia confundió la opción por los pobres con la opción por la pobreza. La iglesia se hizo light y flexibilizo su lucha contra el aborto, la lucha por la familia, la lucha por Jesucristo, la iglesia arrió banderas. Hoy día, vemos iglesias vacías de gente que va en pequeñas cantidades a creer que son buenos y creerle a Marx y no a Jesús.
A la salida del ojo que llora, vi a Gastón de andar viejo y cansino sin alegría en los ojos, veo a los obispos, a los arzobispos viejos y acabados como la teología de la liberación y a una iglesia que defiende una igualdad que es enemiga de la libertad. Hoy, el comunismo no tiene cuadros intelectuales, lo que se nota por la vejez de los que se dicen sus intelectuales más preclaros.
No son las Sandalias del Pescador, sino Las Sandalias del Pecador, después de lo que yo he visto y vivido con mi padre, que Dios perdone sus almas.