La buena comunicación y saber escuchar son fundamentales para prevenir conductas de riesgo
El cuidado y protección de los niños debe ser un objetivo de todos, más allá de sus padres, quienes son los primeros llamados a ofrecerles la atención, el afecto y un lugar seguro para crecer libres de peligro.
Nelly Zubia del Carpio, coordinadora de Protección Infantil de Acción por los Niños, sostuvo que, pese a todos los cuidados de los padres, en ocasiones, algunos niños atravesarán momentos de riesgo que podrán reducirse si existe una buena comunicación con ellos, libre de violencia y manera permanente.
En entrevista con el programa Saludable Mente, del Andina Canal Online, lamentó que por lo general las relaciones con los niños y niñas estén marcadas por el maltrato.
“Prima el estilo machista, castigador, donde la única forma de corregir conductas inadecuadas es a través del castigo, sin entender que cada edad tiene características distintas.
Los padres, las madres, los cuidadores dicen escuchar al niño, pero no lo hacen”.
Refirió que para muchos es más fácil estirar la mano para dar un golpe y callar al niño, que tomarse un tiempo para conversar con éste, debido a que, en la mayoría de los casos, fueron educados de ese modo. Pero esto -advirtió- puede cambiarse.
Aunque se crea que no entienden por su corta edad, todos los niños captan los mensajes si se les habla con cariño y atención. ¿cómo hacerlo de forma adecuada y qué mensajes se les debe dar?, la experta ofrece los siguientes consejos:
Nunca con golpes
– Nunca apelar a los golpes para solucionar los problemas o corregir conductas.
– Entender que los niños nunca hacen las cosas “por molestar” a los adultos, las hacen porque no saben hacerlo de otro modo o porque algo les fastidia. Es necesario saber qué ocasionado esa conducta.
– Hay que considerar que los niños no están solo para recibir órdenes Son sujetos de derechos y tenemos que escucharlos.
– Si son bebés o niños pequeños, no entregarlos a otros adultos para ser cargados, tocados o besados sin su consentimiento. “No insistir en que sean cariñosos con extraños. Con conductas de este tipo le estamos diciendo que confíen en desconocidos”.
– Si el menor tiene conductas inadecuadas (se porta mal, es un “niño malcriado”) se le debe preguntar por qué y escuchar atentamente la respuesta, no reprenderlos o golpearlos.
– Para comunicarse con los niños, hay que estar tranquilos, sin rabia, cólera o apuro. Si están molestos deben contar hasta 10, mojarse la cara, despejarse unos minutos y solo luego iniciar la conversación.
– Practicar una escucha activa. Los adultos deben colocarse a la altura de los ojos de los menores, si es necesario deben sentarse en el piso. Preguntar lo que les pasa o sienten sin apurarlos, ni juzgarlos. En esas conversaciones se podrá advertir si corren algún peligro o alguien los está molestando.
– “A los chicos les pasa muchas cosas en la calle, pero no lo comentan en casa porque no hemos generado la confianza, no les creemos” y por eso cuando ya están en peligro, no buscan ayuda. Los niños no hablan por temor al castigo.
– Si durante la conversación los menores relatan que han sido víctimas de abuso físico o sexual, los adultos no deben alarmarse. Deben mantenerse bajo control para evitar que estos tengan miedo y dejen de hablar.
– Tener presente que un niño sometido a violencia permanente siempre va a rechazar la comunicación con la mamá o el papá. Les tiene miedo. Ante estos casos, es ideal reconocer que se cometió un error y señalar que se busca recobrar esa confianza, que habrá un cambio en la forma de comunicarse.
– Es importante enseñarles a gritar. Esa es una habilidad que pueden poner en práctica para defenderse de violadores o acosadores.
Mensajes claves
– Es vital enseñarse desde muy pequeños y de forma reiterada que nadie puede tocarlos. Nadie.
– Lo mismo se debe recordar e insistir cuando están entrando a la pubertad y adolescencia. Los niños lo son hasta que cumplen 18 años.
– Los niños deben escuchar de sus padres o cuidadores que no están obligados a recibir abrazos o besos si no desean.
– Se les debe dar confianza para que expresar su malestar por algún contacto físico que les parece “raro” o que les “hace sentir mal”. Enseñarles que situaciones de este tipo deben ser rechazadas y denunciada inmediatamente con los padres o con alguien de confianza como la maestra.
Zubia del Carpio reiteró que cuando hay un problema en la crianza de los niños, los responsables siempre son los adultos.
“No queremos culpar a los padres, porque ellos están haciendo lo que buenamente pueden, pero si hay una voluntad de cambio, de entender a sus hijos de mejor manera, deben empezar a criar sin emplear ningún tipo de violencia, conversando, comunicándoles, dejándolos participar en la vida del hogar, dejándolos expresarse y sobre todo escuchándolos”, señaló.