Australia afronta un «momento crítico» por una «nueva fase» de la pandemia de la covid-19 vinculada a la variante delta, que ya ha propiciado un confinamiento en su ciudad más poblada, Sídney, y que se extiende por otras regiones del país.
Desde el estallido de la segunda ola en Australia de mediados de 2020, provocado por fallos en los protocolos de seguridad de los centros de cuarentena en Melbourne, el país oceánico, reconocido por varios organismos por su buena gestión de la pandemia, no había afrontado una situación de tal gravedad.
«Es un momento crítico», dijo el ministro del Tesoro, Josh Frydenberg, en una entrevista este lunes con la cadena pública ABC antes de la reunión de emergencia del comité de respuesta a la covid-19, tras la detección de 60 infecciones comunitarias en todo el país entre el domingo y el lunes.
Para Frydenberg, el brote detectado a mediados de mes en Sídney, la ciudad más poblada del país y confinada junto a sus zonas aledañas hasta el 9 de julio, supone «una nueva fase de la pandemia», provocada por la variante «más contagiosa y peligrosa».
El vuelco en una situación que hasta el momento parecía controlada se debe a la irrupción de la variante delta, que según el vicepresidente de la Asociación Médica Australiana, Chris Moy » ha derrotado a los rastreadores de contactos de Nueva Gales del Sur y la confianza en ellos, lo que unido a la demora (en el confinamiento) por algunos días ha provocado que se propague en el país».
«Es una bestia distinta. Uno tiene que ir fuerte contra ella, realmente esa será nuestra mejor oportunidad», recomendó el médico en declaraciones al Sidney Morning Herald en un momento en que arrecian las críticas por la lentitud en la orden del confinamiento, el programa de vacunas y las estrategias de cuarentena de los viajeros internacionales.