China no solo busca liderar en inteligencia artificial: también quiere mostrarla corriendo, pateando y levantándose después de cada caída. Con la apertura de los Juegos Mundiales de Robots Humanoides, un evento de tres días en Pekín, el país reunió a 280 equipos de 16 naciones para poner a prueba los avances de la llamada “IA con cuerpo”.
Deporte tradicional con fallas muy robóticas
Las competencias combinaron disciplinas clásicas —como atletismo y tenis de mesa— con pruebas de carácter industrial, entre ellas clasificación de medicamentos, manipulación de materiales y servicios de limpieza.
La imagen más repetida fue la de robots cayendo en pleno campo o tropezando en la pista de 1500 metros, ante un público que oscilaba entre la risa, la sorpresa y los aplausos. Cada vez que uno lograba levantarse por sí mismo, las tribunas celebraban.
Universidades, empresas y público en las gradas
El torneo reunió a 192 equipos universitarios y 88 corporativos, con fuerte presencia de firmas chinas como Unitree, Fourier Intelligence y Booster Robotics, además de delegaciones de Estados Unidos, Alemania y Brasil.
Las entradas costaron entre 128 y 580 yuanes (18 a 81 dólares), consolidando el evento como un híbrido entre espectáculo deportivo y banco de pruebas tecnológico.
Caídas que generan datos
Más allá del show, el objetivo fue claro: recopilar datos que alimenten futuros desarrollos. El fútbol, por ejemplo, sirve como escenario de caos controlado para entrenar la coordinación entre múltiples agentes, un desafío clave en las líneas de producción colaborativas.
Una estrategia nacional
China invierte miles de millones en robótica humanoide, impulsada por dos motores: competir con Estados Unidos y responder al envejecimiento de su población. Los eventos de alto perfil —desde maratones hasta ferias especializadas— buscan acelerar innovación, captar talento y acercar la robótica al público masivo.
Entre el espectáculo y la productividad
Lo que hoy provoca carcajadas —robots enredados como defensas nerviosos o cayendo al suelo—, mañana será clave para mejorar algoritmos de equilibrio, percepción y colaboración.
Al cierre del torneo, quedan dos certezas: la brecha entre lo prometido y lo logrado aún existe, pero se reduce a gran velocidad; y China está transformando estos eventos en una plataforma integral de desarrollo tecnológico y mercado.
La próxima vez que un robot entregue un paquete o cruce un almacén sin tropezar, quizá haya aprendido la lección en un partido como estos.