Opinión

Trump y el truco de feria de los aranceles

En la política comercial, como en los viejos trucos de feria, no siempre lo que se ve es lo que realmente ocurre.

Donald Trump es un políticohabil y con mañas y lo demostró una vez mas esta semana cuando declaró mostrámdose totalmente convencido, como resitando un dogma que: «los aranceles que impone a otros países no los pagan los consumidores, sino empresas y gobiernos, muchos de ellos extranjeros”.

Un alivio para el ciudadano común, ese votante que imagina a Pekín o Ciudad de México enviando cheques a Washington… aunque la realidad es otra pues nadie en la capital china ni en ninguna otra tiene ese número de cuenta.

Quién paga realmente los aranceles

En Estados Unidos, como en el resto del mundo el arancel lo paga el importador local cuando la mercancía entra a su país, es un trámite simple: se paga, se añade al costo y como por arte de magia el precio sube, al final el consumidor termina pagando más pero eso no suena tan glorioso como “hacer que otros paguen”, entonces lo mejor es contarlo de otro modo.

La narrativa frente a la precisión

Claro que Trump lo sabe o al menos alguien en su equipo lo sabe pero en política la precisión suele ser el primer sacrificio en el aras de de la narrativa.

“Miente que algo queda” podría ser el lema no oficial de esta política y la imagen que se instala en la mente de los seguidores es la de un líder que cobra venganza económica a los “enemigos” de la nación, aunque en realidad el golpe al bolsillo lo recibe el vecino de al lado, el que solo quería un televisor nuevo. o cambiar su celular, tal vez él no lo sepa o tal vez lo sabe, pero prefiere hacerse de la «vista gorda» y creer otra cosa.

Lecciones olvidadas de la historia

¿Es esto un engaño bien planeado o simplemente una estrategia de comunicación?

No es la primera vez que la retórica comercial ignora la historia, en 1930 los aranceles Smoot-Hawley se vendieron como una defensa de la industria estadounidense y acabaron hundiendo el comercio global en plena Gran Depresión. Pero eso es algo que no convine ponerlo en un tuit.

Al final la pregunta es sencilla: ¿cuánto vale la verdad en política?

El innegable que la mentira vuela y la verdad se arrastra tras ella y llega pero ya tarde cuando el daño ya está hecho y en la voluntad colectiva se aceptó la mentira porque es más cómoda y viene envuelta en una patriotismo y bandera.


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