Comer papas fritas con frecuencia podría aumentar significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Así lo revela una reciente investigación publicada en la revista British Medical Journal. Según el estudio, consumir tres porciones de papas fritas a la semana eleva el riesgo en un 20 %. Si se comen cinco o más, el riesgo sube hasta un 27 %.
¿Cómo se hizo este estudio?
El análisis fue realizado por un equipo de investigadores liderado por Seyed Mohammad Mousavi, de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard. Se basaron en cuestionarios alimentarios de más de 200 mil profesionales de la salud en EE.UU., recopilados entre 1984 y 2021.
Aunque los resultados son impactantes, los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y recomiendan no generalizar sin cuidado, ya que los participantes pertenecían a un solo grupo ocupacional.
El riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 no es igual para todas las formas de preparar papa. El estudio encontró que las papas hervidas, horneadas o en puré solo elevan el riesgo en un 5 %, incluso si se consumen con la misma frecuencia.
¿Por qué las fritas son más peligrosas?
Las papas tienen un alto contenido de almidón, lo que se traduce en un índice glucémico elevado. Al freírlas, además de perder nutrientes, se agregan grasas poco saludables que afectan el metabolismo y podrían contribuir al desarrollo de enfermedades como la diabetes.
Perú: tierra de papas… ¿y de excesos?
En un país como el nuestro, donde la papa es reina y las papas fritas son parte de la dieta diaria —desde las salchipapas hasta el lomo saltado—, estos hallazgos invitan a reflexionar. La papa sigue siendo un alimento nutritivo: tiene fibra, vitamina C, potasio, magnesio y polifenoles. Pero su preparación lo cambia todo.
¿Qué recomiendan los expertos?
El equipo de investigación sugiere reemplazar parte del consumo de papa con cereales integrales como la quinua, la avena o el trigo. Estos alimentos están vinculados con un menor riesgo de enfermedades crónicas y pueden ser una opción más saludable.
No hace falta que dejes de comer papas fritas por completo. Pero tal vez sí conviene bajarle un poco a la frecuencia. Tu cuerpo —y especialmente tu páncreas— te lo agradecerán.